Capítulo 18

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El día empezó abriendo las puertas de la mansión. 

Eran muchos los lobos que se habían concentrado en los alrededores para la celebración de la Fiesta de la Luna. La ceremonia se celebraría en el bosque. Habría comida, bebida, cánticos, hogueras y por supuesto el discurso del Alfa que sería el pistoletazo de salida para la fiesta de la noche. 

Después de todo eso y avanzada la madrugada...  la fiesta... se volvía algo más desenfrenada.

 Los cachorros quedaban acostados en sus camas, en los dormitorios para invitados. Se organizaban auténticas fiestas de pijamas para ellos, a fin de que se entretuvieran y no salieran al exterior, donde no tenían edad para las actividades que se realizaban en medio del bosque. Los lobos ancianos que no quisieran participar en dichas actividades, cuidarían de ellos, hasta la mañana siguiente. Por otra parte, los jóvenes... y lobos en edad fértil, quizás vivirían una de las mejores noches de sus vidas. Kein desde luego pensaba pertenecer a ese último grupo.

Se había despertado pensando en Selene, y ella seguía en su mente, cuando después de asearse, bajó a desayunar. 

Salió de la habitación y descendió los peldaños a un ritmo acelerado para acudir al comedor. La mesa que habían utilizado la noche anterior para la cena privada, estaba vestida de nuevo. Había un pequeño bufet sobre ella y los invitados especiales que llegaban para la ceremonia se iban sentando y comiendo para tomar fuerzas para la noche. 

Ya había varios miembros , algunos llegados de sus hogares lejanos para la ocasión y otros que vivían en la mansión, dando buena cuenta de los platos preparados por el servicio. Seguramente su apetito se debía a la excitación de todo lo que estaba por llegar. 

Terry, saludó al Alfa con una amplia sonrisa. Su novia Rania estaba sentada a su lado, mientras Leyla le servía el desayuno a ambos. Parecía recuperada y con mucha más energía que la última vez que la vio. La ayudante de cocina miró al Alfa, algo avergonzada. Se apartó de la mesa, después de servir al lobo y a su novia humana.

—Buenos días, Alfa —le dijo Rania.

Le gustaba esa chica, a pesar de no ser uno de los suyos, había ayudado a la manada en varios aspectos, sobre todo los que se referían a pasar desapercibidos entre los humanos, y evitar la policía.

—Buenos días —contestó él sentándose en la cabecera de la mesa, alejado del resto.

Un minuto después, los diez comensales volvieron a sus conversaciones, ignorando que el Alfa de la manada estaba desayunando en silencio en la misma mesa. 

Luck no tardó en llegar y se detuvo en seco al ver al Alfa. Kein alzó la mirada al ver a su amigo parado bajo el marco de la puerta. No hubo desafío por ninguna de las dos partes. Pero ambos asintieron, como si supieran que tenían una conversación pendiente.

Kein le hizo un gesto con la mano para que se acercara, ofreciéndole así, su lugar en la mesa, a su izquierda. La derecha era para Karl, que de momento no había hecho acto de presencia.

—Buenos días, Kein —le saludó Luck. Intentó sonar despreocupado—. Al parecer el ajetreo no ha cesado desde primera hora de la mañana.

—Esta tarde seremos más —le animó Kein—. Parece que será una ceremonia especial.

Especial y... decepcionante para la nobleza licántropo y Kein sabía por qué. No pensaba escoger oficialmente a una compañera. No hasta hablar con Selene.

Carraspeó para empezar una conversación con Luck, por supuesto antes de cerciorarse de que  Rania y Terry no les prestaban atención. Estaban hablando con unos parientes lejanos, enfrascados en una animada conversación sobre todo lo que harían y las diversas actividades preparadas para la noche.

El deseo del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora