Capítulo 34 (+18)

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Pasaron un par de día. Selene no sabía que pensar respecto a que Grace y Rania, le hubieran organizado su despedida de soltera. No es que pensara que no habría alguna celebración, algo que en realidad le traía sin cuidado, pero le resultó algo sorprendente que la prima de Kein se hubiera tomado tantas molestias. Y más si tenía en cuenta de que Grace era como una especie de diva en la manada, a la que todas las demás hembras hacían caso. Quizás que ella hubiera decidido aceptarla como su nueva reina era algo bueno. Por otra parte, quizás solo se debía a que Kein se lo había pedido. Si así era, Selene lo desconocía. 

Cuando esa mañana un grupo de mujeres había irrumpido en su dormitorio, despertándola, Kein ya no estaba. Lobo listo. 

Selene se había quedado mirando al grupo de siete mujeres, en el que estaba incluida su hermana. No sabía si era buena señal que Emma estuviera tan desconcertada como ella. Sea como fuer, ambas decidieron seguir la corriente.

No podía decir que no se lo hubiera pasado bien. En primera instancia la arrastraron al reservado de un hotel exclusivo, de una ciudad cercana. En esos momentos, por supuesto no había osado abrir la boca y oponerse a las mujeres de la alta sociedad, Emma tampoco. Pero después de las primeras copas de champán, Selene debía admitir que la cosa había mejorado bastante.

Grace no había resultado ser tan estirada como Selene pensaba, y Rania... bueno, al menos le había hablado más de dos palabras seguidas. Que fuera humana, rodeada de licántropas, le seguía pareciendo algo fuera de lugar, pero por su actitud, Rania estaba más que feliz de formar parte del grupo, y todas la trataban con respeto, quizás hechizadas por su belleza y buen carácter. 

Las otras mujeres de la élite que se habían unido al grupo, no parecían guardarle mucho rencor a Selene por haberse ligado al soltero más codiciado de la manda. Al Alfa. Al fin y al cabo, les convenía portarse bien con ella. ¿Acaso Selene no era su reina?

El paso por el spa, les abrió el apetito para la siguiente fase de la fiesta, una copiosa comida regada con alcohol. Y más tarde... a alguien le pareció bien arrastrarla al club de hípica. Sin duda Grace. 

Se dio cuenta de que los mensajes de Kein habían empezado a llegar mucho antes de que se bebiera solita dos botellas del mejor cava. Admitiría que se lo estaba pasando muy bien, incluso cuando Grace la subió a un caballo y sus posaderas empezaron a dar brincos contra la silla de cuero. Anochecía cuando su trasero empezó a revelarse.

Al final de su despedida, con boy incluido, que no le llegaba al Alfa a la suela de los zapatos... Porque nadie llegaba a Kein a la suela de los zapatos, decidieron volver.

Grace y Rania se despidieron a los pies de la escalera y Emma, la ayudó a subir.

—¿Duermes en tu habitación? —preguntó Selene. 

No supo de donde había salido esa pregunta, y se arrepintió de haberla formulado. Por la cara de Emma estaba claro que la había avergonzado.

—Por supuesto que duermo en mi habitación, ¿dónde si no?

Pero al contestar no le miró a la cara, y su sonrisa parecía vacía.

—Está bien.

Emma miró de reojo a su hermana, algo intranquila. ¿Sería posible que se hubiera dado cuenta de que entre Karl y ella estaban pasando cosas? Al menos lo estaban hasta que discutieron. El vínculo podía ser muy jodido. Karl había perdido los papeles por culpa de Lowrence, en dos ocasiones más. Por eso había decidido trasladarse al piso superior. Y maldita sea... lo echaba terriblemente de menos. No sabía cuanto más podía resistirse a la fingida indiferencia de él. 

Avanzaron juntas por el corredor y antes de tocar la puerta de la suite del Alfa, Kein abrió con el semblante serio.

—Sigues viva —espetó apretando los labios.

El deseo del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora