11 // Vasija rota

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Alejandra se quedó mirándome durante un momento, y sentí una punzada en el pecho. Entonces echamos a correr con pasos desesperados, los demás empujaban, golpeaban al pasar, y yo sólo me mantenía tomada de la mano de mi amiga echa un mar de terror. La locura se desató, todos corrían en varias direcciones, las luces parpadeantes de los policías anunciaban su llegada y la cosa se ponía más ruda en el momento que los gritos desgarradores comenzaban a subir de tono. De pronto, se me fue el aliento, me encogí de dolor y el miedo se mostró en mi rostro; cuando vimos a un chico tirado sobre el asfalto de la calle, con las tripas salidas y mucha sangre en su abdomen.

— Elena, no veas, ¡corre! — sugirió Alejandra, tirando de mi mano

Tragué saliva, viendo en los ojos del joven como luchaba por su vida, y su novia lloraba descontroladamente a su lado.

El pánico no aminoro, y alguien cogió por el brazo a Alejandra y también tiró de mí, llevándonos a un callejón oscuro. Era Damián, que tenía el semblante airado y con la determinación de sacarnos de ahí.

— Entren — dijo, empujándonos en su auto rojo.

Entramos al auto y huimos de ahí todavía con el corazón casi saliéndonos del pecho, echas un mar de miedo, incertidumbre, y a la vez, enfado por cómo habían terminado las cosas. Se terminó la fiesta y un chico estaba muerto. Nunca supe su nombre.

(...)

Después de ese día tan espantoso y lleno de dolor, mis padres decidieron castigarme. Mi papá iba todos los días por mí al trabajo, y me habían quitado los permisos de salir con mis amigos por un mes. Sin embargo, junto con Alejandra nos íbamos diez minutos antes de que mi padre llegase por mí al trabajo, atrás de la plaza a fumarnos un porro, y también, su amigo Damián que se dedicaba a vender cocaína, éxtasis, de todas las drogas posibles que uno se pudiera imaginar; me llevaba un poco de todo y lo usaba en casa, a escondidas de mis papás.

Seguía siendo madre, eso era imposible de evitar, y tras eso; la culpabilidad me llenaba cuando inhalaba un poco de cocaína y veía a mi hija dormida en su cama.

<< ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué sabiendo que esto no es nada sano? >> pensaba mientras observaba a Kelly desde el borde de mi ventana.

Semanas después...

El polvo de cocaína bien alineado me esperaba sobre mi tocador y yo me lo llevo a la nariz e inhalo. Fuerte y rápido. Es la sensación después de una larga jornada de trabajo. Kelly yace dormida, mis papás me han levantado el castigo porque me he relajado solo un poco. Tengo que guardar las apariencias si es que quiero estar en línea con mis nuevos amigos. Sin embargo, los reclamos, las peleas, son el pan de cada día con mis padres. Mi mamá esta que echa rayos, y no sé cómo decirle, o quizá lo sabe pero no lo quiere ver del todo; que tengo una necesidad intensa por cocaína. Al principio, pensé que tenía el control sobre esto; después de mi cuenta que no, cuando note que el resto de todo mi salario se iba en cocaína o éxtasis. Pero la vida sigue...

He entrado al perfil de instagram de Jonathan, vi que cambio mucho; ya no hay poses en antros o con chicas, ahora sin más, se cree un cristiano más del montón. Él está feliz. Yo soy infeliz. ¿Cómo es que pudo salir de todo esto? Yo no puedo y tampoco quiero.

Cuando estoy en la fiesta de Alejandra y sus amigos, doy otra línea, y luego otro; ya casi me he llevado quinientos pesos, pero no pasa nada, he ganado un bono en la tienda así que el dinero ahorrado lo puedo tomar para un poco más. Es sábado, así que no tengo porque sentirme culpable por drogarme a altas horas de las noches con mis amigos que también están enfiestados. Por fin es sábado, y la diversión sigue aquí.

Este fin de semana va a estar alocado, y la otra también, y la que sigue de esa. Eso es lo que hemos planeado mis amigos y yo. La noche oscura, llena de luces fosforescentes por los antros, bares llenos de gente, una copa aquí, una línea allá, música y, ¿por qué no?, aunque hasta ahora no lo he hecho, un poco de sexo para animar más la fiesta. Hace algunos años, iba con Jonathan a su casa a ver películas, o íbamos al cine, o a una fiesta alocada, pero estábamos juntos. O habríamos organizado una barbacoa con los amigos. O tal vez quedarnos en la tarde a platicar y tomarnos un café cuando el sereno bajara. Sólo sé que en el fondo de mi corazón; extrañaba mucho a Jonathan. Necesitaba sacármelo de la cabeza y la única manera de olvidarme era un poco de polvo o porros, y ya estaba hecho.

Pero al día siguiente; sol radiante, cielos despejados, nadie con quien enrollarse, ir al cine, platicar de un futuro juntos. Resulta difícil quererlo y no tenerlo aquí, saber que aún lo amó, vivir así en días con tantas horas de sol y que cuando cae la noche, no tener con quien refugiarse. Me estoy desconectando y poco a poco mi mamá se da cuenta. Amo a mi hija, pero siento un vacío muy profundo; estoy destrozada. Es agotador.

Vivo en automático. Todos los días se extienden ante mí, aquellas horas vacías, cuando Kelly duerme en la noche viene el monstruo y entonces me sumerjo en más polvo. Me lo vuelvo a llevar a la nariz, pero entonces resulta imposible dejarlo.

Otro día más...

Ahora no puedo dejar de stalkear las redes sociales de todos misconocidos, y mucho menos, de Jonathan. Es como otra droga más añadida a lalista. Pero a veces no soporto mirar y me echó a llorar en las noches. Y si el insomniose apodera de mí, no hay nada como una buena calada a un poco de marihuana enel jardín trasero de la casa, al caer la madrugada, y listo, a dormir. Nosoporto ver los rostros felices de una chica que es amiga de Aurora, luegootra, otro. Bueno, lo intento, si puedo, lo hago, no quiero hacerlo, pero lohago. Una calada más, una línea más, intento no hacer eso también. Cada día medigo a mi misma que es hora de dejarlo, que no debo inhalar o fumar y cada díalo hago. No puedo evitarlo, a pesar de que sé que eso no me hace bien; a pesarde que recuerdo claramente las advertencias que nos decían en la escuela y losproblemas que conlleva en hacerlo. Cierro los ojos y cuento, diez, veinte,cincuenta. Para olvidar, para evadir, para viajar a otro mundo que no sea este.Pienso en Kelly dormida a mi lado, cada noche y ella está creciendo muy rápido,y siento un nudo en la garganta.

 Y escribo en mi diario:

en realidad no te estoy superando...

te estoy olvidando y me acostumbro a estar sin ti, te olvido en el sentido en el que los recuerdos se van desvaneciendo como el humo entre el aire, y los sentimientos también aún siguen ahí desempañándose de vez en vez. Es triste saber que la única razón por la que dejara de doler es porque se me habrá olvidado como es estar contigo y saber... que si lo recordara exactamente como lo sentí, volvería a doler y a amarte tal y como hace meses... J.



*** Espero les este gustando la historia. Si es así, por favor de comentar y darle me gusta o/y recomendar a sus amigos, llegaría el mensaje de salvación a más personas que están pasando por este proceso difícil;  tengo mucho que escribir y una ilusión muy puesta en la historia para que cambie sus vidas. La verdad en si ya tengo el final listo, solo depende de como vaya fluyendo los comentarios, las estrellitas y si hay algo que les toco en cada uno de los cap, que publique. Dios los bendiga siempre ! . Son una hermosa comunidad que quiero mucho. Solo les diré que en los siguientes capítulos, viene la transformación de Elena y como es que Dios entra a su corazón. 

Gracias!!! 




Una mamá imperfecta amada por un Dios perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora