II.

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La confusión de la chica era enorme

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La confusión de la chica era enorme. Pranpriya no sabía a quien mirar, o a quien buscar no había ningún conocido para ella. Todos eran simples personas las cuales nunca antes había visto. Yeji, Jimin, y los que se suponen que son sus padres, la observaban con espanto.

Los corazones de aquellos integrantes iban a mil, estaban a punto de salir corriente, y no sólo porque su hija había revivido, luego de aquel pesado accidente al caerse de unas escaleras, sino por el terror con el cual los miraba.

Como completo desconocidos. Y eso eran, porque Lisa ya no estaba en su cuerpo, sino que Pranpriya, una mujer ya en su vejez, estaba dentro de aquel cuerpo. Una millonaria que no conocía a dichas personas, y todavía no sabe que está muerta, no lo asimila.

Su mente sigue creyendo que sólo es un mal sueño, y que no tardará en despertar.

—Hija...

—No soy su hija —se levantó de la cama y retrocedió—. No me toque. ¡¿Quienes son ustedes?!

Todos se miraron. Yeji era una de las más atemorizadas, no le gustaba lo que veía en los ojos de la que fue su novia. Temor. Eso percibía y no es para menos. Pranpriya tomó aire y buscó a los lados, agarró lo primero que encontró para así defenderse de aquellas personas.

Lisa era muy diferente a aquella sofisticada mujer. En todo el sentido de la palabra, y Yeji lo notó. Notó que ya no era su Lisa.

—No se acerquen, o no dudaré en golpearlas con esto —alzó el objeto.

—Lisa... —inició Jimin.

—¡No me llamo Lisa! —bramó—. Ni siquiera tengo una idea de quien es.

—Tranquila —Yeji alzó las manos—. No te haremos daño. ¿Cómo no nos vas a recordar?

Todo para Pranpriya se sentía tan nuevo. Su cuerpo no dolía, ni mucho menos se le dificultó pararse de aquella cama. Aun confundida, se miró las manos las cuales no mantenían arrugas. Asustada se acercó a el primero espejo de aquel pequeño cuarto, y se miró.

—Oh, por Dios —musitó—. No puede ser. ¿Quién soy?

—E-eres Lisa —dijo Yeji—. Eres nuestra Lisa.

—No —siguió negando—. Yo no puedo ser esta mujer.

Se pasó la mano por el pelo. Un cabello oscuro y desaliñado, un rostro sin pizca de maquillaje, labios un poco más gruesos, una mirada profunda. Era muy diferente a su antiguo cuerpo. Se percibía la juventud de este. Era increíble de creer para Lisa, e incluso, hasta imposible.

Heaven And Back. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora