XIX.

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Lisa infló sus mejillas, y desde su lugar, podía ver como Jisoo empezó a abrir los ojos muy despacio

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Lisa infló sus mejillas, y desde su lugar, podía ver como Jisoo empezó a abrir los ojos muy despacio. La chica se sentía dolorida, no podía moverse mucho, y del simple hecho de pensar en el dolor, le dolía mucho más. Formó una mueca con sus labios, y gimoteó.

Su rostro estaba lleno de moretones, y sus brazos cortados. Lisa se atrevería a decir que Jisoo tuvo mucha suerte, porque pudo ser peor. Y mirando más de cerca el como quedó, no le queda ninguna duda que ella vivía para algo.

Lisa apretó los dientes, y avanzó hasta Jisoo, con las esperanzas de poder convencerla de que no cometa una locura, y confiese todo lo que sabe.

—Lisa —dijo a duras penas.

—No te esfuerces tanto —Lisa acarició la mano de Jisoo, pero pudo sentir como la coreana se encogió—. Lo siento.

—Si estás aquí —pasó saliva y cerró los ojos, siendo difícil para ella siquiera respirar—, para asegurarte de que no diré nada, puedes estar tranquila. La más perjudicada sería yo, porque si digo algo me entierran de lleno en un manicomio.

—Jisoo —intentó hablar Lisa, pero fue interrumpida por Jisoo.

—No diré nada. Si eres capaz de hablarme con la verdad —tosió y gimió por el dolor que le provocaba eso—. Necesito saber como regresaste, ¿y por qué en ese cuerpo?

—No es momento —Lisa se inclinó hacia Jisoo—. Prometo que te diré todo, pero primero quiero que te recuperes. Pero asegurame, Jisoo —la miró directamente a los ojos—, que nadie más se enterará de esto. Asegúramelo.

Asintió, —Te lo prometo. Nadie lo hará.

—Confío en ti. Y Rosé estaba muy preocupada —Lisa se alejó—. Cree que por su culpa ocurrió todo esto, le dije que mantuviera la calma pero no lo hará hasta verte sana y salva.

—No quiero... que se sienta culpable, en cuanto pueda quiero hablar con ella igual.

—Ahora tienes que descansar, Jisoo. Regresaré con Rosé, puedes estar tranquila.

—Lisa.

—¿Si?

—No destruyas a mi hermana sólo porque sentía repulsión por Pranpriya, no todos nacimos para ser aceptados —aconsejó—. No la juzgues sin antes conocerla.

—Jisoo —Lisa medió sonrió con amargura—. No tocaré a tu hermana, ni le haré daño. Ya no es mi propósito.

—¿Y por qué sigues aquí?

Miró hacia Jisoo.

—Porque la odio —dijo con toda seguridad—, y al mismo tiempo no la puedo sacar de mi cabeza.

Heaven And Back. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora