Ser una mujer plena y feliz, no tener problemas ni mucho menos inconvenientes. Eso era Pranpriya en su vejez. Una mujer que soñaba con encontrar el amor, aunque su edad no se lo permitía. Un día frente a su visión llegó una mujer, pero jamás pudo ha...
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—Cuídense mucho —habló Rosé—. Y por favor, no se crean super heroínas, y arriesguen todo por nada.
Lisa medio sonrió, —Eso no te lo puedo prometer, pequeña Rosie. Te quiero mucho.
—No hables como si fuese una despedida, porque no lo es, ¿bien? —tomó el rostro de Lisa—. No lo es, vieja cascarrabias. Todas regresarán.
—Por supuesto que lo haremos —afirmó Ryujin—. Es más, es mejor irnos, mientras más rápido, mejor será.
—Nos están esperando abajo —comunicó Junhui—. Es hora.
—Bueno, hermanita —Young-Hoon forzó una sonrisa—. Cuídate mucho, y no te la juegues.
—Lo intentaré. Cuídense ustedes —Lisa se giró hacia Yeji, la cual tenía una mirada triste— Hola.
—Hola —hizo el intento de sonreír—. Algo me dice que te estás despidiendo definitivamente, Lisa.
—No, aun no. No puedo irme aun, así que me verás una ultima vez, y si no es así, sólo espero que seas feliz con la persona que te merece. Y lamento haberte robado a la verdadera Lisa.
—Ella tenía que irse, para que tu pudieras cumplir con tus metas, Lisa —Yeji la abrazó con fuerza—. Sólo cuídate.
—Lo haré, Yeji —dejó un beso en la mejilla de la más baja—. Por supuesto que lo haré.
Lisa tenía pensado despedirse de Jennie, pero al ver como aquella se escondió para no mirarle la cara, prefirió salir sin más. En el coche, Lisa se perdió entre los autos que pasaban, los cuales eran pocos, pero no podía dejar de pensar en Jennie.
En todo el camino, pensó en como la castaña no quería siquiera despedirse de ella. Regresó por ella, y se iría sin ella, y sin un adiós.
Lisa en el fondo quería culparla, pero sabía que para Jennie era igual o más difícil. Todavía no asimilaba todo lo que estaba ocurriendo, o siquiera podía tener una diferencia entre la realidad y lo falso.
Junhui por otro lado pensaba en todo lo que dejaría atrás. Y es que sabía que nadie lo extrañaría si llegaba a pasarle algo, no obstante, él sí extrañaría mucho a una persona. Con la cual pasó momento difíciles de su vida; y no ve una vida sin ella.
No aun.
Ryujin se concentró en mirar paisajes, no giraba su cabeza, simplemente pensaba en las posibilidades de que todo saliera mal, y no ver a Yeji nunca más. Y si un día no la puede ver más, será su fin, porque está condenada a amarla hasta en contra de sus sentimientos.
—Llegamos —anunció el oficial—. Sólo les pido discreción, no intervengan, y si los traje fue por un bien, ¿quedó claro?
Los tres asintieron. Notaron como todos los carros de policía llegaban y estacionaban en una pocisión, como si todo hubiese estado fríamente calculado. Junhui bajó del coche, y permaneció detrás de la puerta, le echaba un vistazo a todo lo que pasaba a la lejanía de aquel lugar.
