Ser una mujer plena y feliz, no tener problemas ni mucho menos inconvenientes. Eso era Pranpriya en su vejez. Una mujer que soñaba con encontrar el amor, aunque su edad no se lo permitía. Un día frente a su visión llegó una mujer, pero jamás pudo ha...
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—Dudo que quiera presentarse en la fiesta —dijo Ryujin—. Y dudo más que quiera ponerse aquel vestido, la última vez que estuve con ella, se veía devastada, Jungkook.
—Eso es porque aun no te conoce bien, y anda detrás de las faldas de su ex... o lo que sea, porque todo aquí es muy extraño, Ryujin. Cuando Lisa nos dijo eso, sentí que estaba frente a la misma Pranpriya —comentó Jungkook—. ¿Crees que exista eso de la reencarnación?
—No lo sé, Jungkook. Esto me hace pensar lo peor —respondió—. Ahora lo que menos quiero es pensar en esto, con que Yeji esté bien yo me siento conforme.
La conversación se vio interrupida por la puerta de la oficina de Ryujin. Aquella soltó un "pase", y su secretaria abrió la puerta y avanzó hasta entregarle unas correspondencias.
—Esto llegó para usted, Señorita.
—Muchas gracias, te puedes retirar —contestó cortante. La chica asintió y salió cerrando detrás de ella—. Que extraño, casi nunca me llegan correspondencias aquí.
—Puede que una sea de tu amada —se mofó Jungkook—. Mira que no sabe ni como usar un celular.
—Deja el puto chiste —le reprendió Ryujin. Se colocó sus lentes y abrió una de las correspondencias, restándole importancia para ir con la siguiente—. No sé de que pueden ser todas estas.
—Venga, te ayudo a leer —se ofreció Jungkook, tomando una de las correspondencias.
Ryujin leyó con detenimiento la que tenía en su mano, frunció el entrecejo y tuvo que agudizar la mirada para así poder captar con atención. Y que no se le perdiera ni una sola coma. Creía que estaba leyendo mal, e incluso, que su vista le fallaba hoy más que nunca.
—No puede ser —musitó.
—¿Qué pasa?, ¿si hay una carta de Yeji?
—¡No, Jungkook. Es..! —Ryujin abrió las demás, encontrándose con lo mismo.
—¿Qué es, dime? —apresuró Jungkook.
—Esto es una carta de advertencia a mi padre, Jungkook —respondió Ryujin, separando la vista de aquellos papeles—. Es una advertencia.
—No puede ser —el muchacho se colocó de pie, y caminó hasta Ryujin, leyendo el papel—. ¿Tu papá se metió en un matrimonio?, no entiendo.
—Si es que yo tampoco entiendo, pero aquí lo están amenazando, ¿por qué no nos dijo nada? —Ryujin se paró y empezó a caminar de un lado a otro—. No lo entiendo, Esto es muy peligroso, y estoy casi segura de que no es la primera advertencia que recibe.
—Tranquilízate.
—¿Cómo me tranquilizo, Jungkook?, si con esto mi madre puede estar en peligro, porque esa gente no va primero por la cabeza... no —la chica se echó el pelo hacia atrás—. Tengo que buscar la manera de advertirle a mi madre.
