Ser una mujer plena y feliz, no tener problemas ni mucho menos inconvenientes. Eso era Pranpriya en su vejez. Una mujer que soñaba con encontrar el amor, aunque su edad no se lo permitía. Un día frente a su visión llegó una mujer, pero jamás pudo ha...
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Todos estaban sentados en la mesa, e incluso Junhui, el cual se llevó la taza con café a los labios y dio un sorbo. Jennie evitaba su mirada y se concentraba en su desayuno, obviando el hecho de que, Junhui desde temprano lo único que había querido hacer es buscar conflictos.
Por otro lado, Jisoo no se inmutaba ante la presencia del hombre. Se sentía cohibida de cierta forma, no le gustaba compatir mesa con él luego de lo que había hecho con Lisa. No era miedo, era asco hacía él.
—Se hizo costumbre no inmutar ni una sola palabra a la hora de comer —refunfuñó Junhui.
—Estamos evitando conversar con un asesino —comentó Jisoo, sin siquiera mirarlo.
—Asesino —se mofó Junhui—. Todo fue en defensa, ¿por qué no me llevó a la policía y listo?
Jisoo le lanzó una mirada acuciante. Segura de que Junhui no tenía ni una pizca de vergüenza en su sangre, o remordimiento.
—Porque Lisa prefirió dejarlo por la paz, porque no es igual a ti —replicó Jisoo.
—Ay, por favor —rebufió—. Fue un rasguño. Ella me provocó.
—Junhui, eres el hombre más asqueroso que he podido ver en años —argumentó Jisoo—. Algo si te diré, si a Lisa le vuelve a ocurir algo, me veré en la obligación de tomar represarías hacia ti.
—No seas...
—¡Cuidado con lo que le dirás a mi hermana, Junhui! —advirtió Jennie—. ¿Podemos comer tranquilos?, todos los días ocurre lo mismo, paren los dos.
—Eso díselo a tu hermana, que por cierto, no sé que hace saliendo en horas de la madrugada —soltó Junhui con segundas intenciones.
Jennie ladeó la cabeza, sorprendida por lo que se acababa de decir en la mesa, pero lo supo disimular para que Junhui no se sienta con derechos.
—Yo sé todo lo que hace mi hermana, Junhui —dijo pero en todo ese momento miró a Jisoo, reclamándole con la mirada—. Eso era algo que no tenías que mencionar.
—No me sorprenderia que se estuviese viendo con un imbécil. Claro, eso acostumbran a hacer las rameras —soltó con burla.
Jisoo se mordió el labio inferior con fuerza, se colocó de pie, miró su taza de café y sin preámbulo lo lanzó sobre la ropa de Junhui, robándole una maldición por lo bajo.
—Para la próxima, te corto la lengua por imbécil —acotó.
Subió las escaleras hasta su habitación. Jennie arqueó las cejas.
—¿No harás nada?, mira lo que hizo tu hermana —se señaló enervado.
—Tú te lo buscas —respondió sin darle importancia—. Para la próxima, no será la única que te haga eso. No te metas con mi hermana, Junhui. Te lo advierto.
