Ser una mujer plena y feliz, no tener problemas ni mucho menos inconvenientes. Eso era Pranpriya en su vejez. Una mujer que soñaba con encontrar el amor, aunque su edad no se lo permitía. Un día frente a su visión llegó una mujer, pero jamás pudo ha...
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—Listo, aquí me tienes —Jisoo se sentó frente a Rosé—. Espero que aquí podamos hablar, y no tengas excusas para lo que me quieres decir.
—No tengo excusas para nada —comentó Rosé—. Con tal de que no digas nada.
—Si estás aquí para mentirme, pierdes tu tiempo —aseguró la coreana—. No me mientas, Rosé.
Rosé miraba el rostro de la chica frente a ella, y de una cosa estaba segura, era lo mismo que ver a los ángeles. Un rostro agradable ante la vista humana, y sin duda alguna, flechante como sus labios, los cuales forman el arco de cupido. Un cabello oscuro y una mirada femenina y atrapante. Eso era Jisoo. El retrato de una mujer hermosa.
E increíblemente satisfactorio de ver. Su boca se secaba cual desierto al momento que la vio bajar de aquel coche, segura de que tendría que buscar la coartada perfecta para que Jisoo no sospechara.
Pero sería difícil mentirle a la coreana, no se dejaría engañar tan fácil, y uniría los cables que fuesen necesarios para saber toda la verdad.
—No pensaba hacerlo –Rosé desvió la mirada hacia las calles—. ¿Te parece bien este lugar?
—Me es cómodo, sí —aceptó—. Pero el lugar es lo de menos, ¿por qué te estabas robando ese dinero?, si nada de lo que estaba ahí te pertenecía.
Rosé miró a la más baja por unos segundos, atando sus coartada.
—Si no lo hacía, Young-Hoon se quedaría sin nada, Jisoo —inició—. Es el hermano menor de Pranpriya, y es cierto, es un chico adoptado y por eso tanto Kai como SeokJin quieren quitarle todo.
—¿Pero y el testamento?
–No aparece el abogado de Pranpriya –alegó—. No se sabe donde está. Se ha buscado por todas partes, hemos llamado a sus familiares pero no hay respuestas.
Jisoo frunció el entrecejo, —¿Por qué hiciste eso?
—No las robé. Pranpriya me dijo que en caso de que, todo esto estuviera ocurriendo, yo tendría la potestad para elegir lo que era mejor —justificó—. Y esto es lo mejor.
—¡¿Robar?! —se alarmó.
Rosé miró a los lados, –Baja la voz —susurró—. No. No robé.
—Sí que lo hiciste. Yo lo vi. Nada te justifica a... a entrar a esa oficina y tomar cosas que no te corresponden. Bien, lo puedo esperar de Young-Hoon, es hermano menor de Lisa. ¿Pero tú qué?, fuiste su asistente, o amiga, yo que sé, pero no tienes el derecho.
—Tú no sabes de derechos, Jisoo. Si hago esto es por proteger la fortuna de Pranpriya y los derechos de Young-Hoon.
