XXIII.

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—Volviste pero para atormentarte —comentó Young-Hoon, recibiendo la taza con café que le estaba entregando Rosé—

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—Volviste pero para atormentarte —comentó Young-Hoon, recibiendo la taza con café que le estaba entregando Rosé—. Porque no encontraste nada bueno de estos lados.

Lisa se reclinó hacia atrás en el sofa. Su pensamiento era diverso, no se enfocaba en algo específicamente, e incluso, seguía sin poder creer que su hermano se haya tomado la situación con tanta ligereza.

Se llevó la taza a los labios pensativa. Rosé no musitó palabra, no tenía mucho que decir, más bien escuchó a los dos hermanos conversar.

—Más bien volví para pedirle perdón a las personas con las cuales fui injusta —admitió—. Tu eres una de esas, Young-Hoon. Y por supuesto, yo soy la que he estado guiando a Rosé para que no se equivocara.

—Y gracias a ti tenemos todos estos conocimientos, es increíble —respondió Young-Hoon—. Creí que estaba en un sueño. O más bien, creo que lo estoy. Ahora puedes integrarte en la empresa y...

—Lento —intervino Rosé—. Ve lento, Young-Hoon. Lisa no puede hacer eso, es una desconocida para todos, no le tendrán ni una mínima de confianza.

—Rosé tiene razón. No tengo prisa, ni mucho menos me siento apresurada, sé que puedo confiar en ustedes —aseguró—. Por el momento me mantendré al margen de todo, en la casa Kim estoy más que bien. No solo cuento con su ayuda —señaló a Rosé y a Young-Hoon—. Sino que también con la de Jisoo.

–¿Ella lo sabe?

—Así es, y se enteró hace muy poco —comentó Rosé—. Pero de todas formas no hay que arriesgarse.

—Bien saben que me tienen a su disposición, ahora que mi hermana regresó –Young-Hoon sonrió, mostrando su felicidad—. No pueden ignorar mi presencia.

—Y no lo haremos, hermanito. Te agradezco todo esto, y mantennos informadas siempre que ellos quieren hacerte una jugada sucia, nunca lo dudes.

—No lo haré.

Lisa estaba resturando todo, e incluso, se atrevía a decir que las cosas irían mucho mejor ahora.

Pero a la mañana siguiente, siempre que pisaba aquella mansión su mañana se tornaba oscura. Como una nube gris pintaba sobre su cabeza.

Infló sus mejillas y avanzó hasta dentro. Creyó que en la cocina se encontraría con Jiyu o quizás Bertha, hasta con Jisoo, pero en vez de eso, se encontró con Junhui, el cual tenía un vaso de Whiskey. El hombre sonrió taimado.

—Si es Lalisa Manobal —expresó el hombre con altanería—. La insignificante Chofer de esta mansión.

Lisa esquivó las directas mandadas por Junhui. Mantuvo la calma cante el hombre, sin perder la cordura con sus palabras y su sonrisa maquiavélica.

Heaven And Back. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora