XLIII.

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Jennie capturó a Lisa con la mirada desde lejos, e incluso, pudo ver como la tailandesa volteaba a los lados, tratando de encontrar a Jennie, y lo hizo

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Jennie capturó a Lisa con la mirada desde lejos, e incluso, pudo ver como la tailandesa volteaba a los lados, tratando de encontrar a Jennie, y lo hizo. Se colocó de pie, y arregló su ropa, esperó pacientemente que Jennie estuviese frente a ella.

No despegó ni un sólo segundo su mirada, como si el solo hecho de tenerla frente a ella, era suficiente para que el corazón de Lisa se acelerara, y perdiera todo sentido de razón. Entrecerró la mirada y frunció el ceño.

Estaban a las afueras del café. Jennie carraspeó, despegando su mirada de Lisa, la cual aun tenía el poder de ponerle los vellos de punta y más aun, que sabe toda la verdad. De lo que se esconde realmente detrás de Lisa.

Que no es más que un alma vieja, incomprendida, la cual vino en busca de sus familiares, y terminó dandose cuenta de que las cosas que dejó, no fueron las correctas.

Ahora Jennie se percató de más cosas. De que todo ese tiempo había estado conviviendo con Pranpriya, que sus sentimientos eran hacía aquella mujer de la cual nunca se fijó ni dos veces, pero de igual forma, a pesar de saber toda la verdad, no podía sacarla de su cabeza.

Que no importa en que cuerpo esté, si lo que a Jennie lo único que le importaba era de lo que estaba hecha. Lisa sólo podía brindar bondad, cosa que ella no recibía. Cosa que ella jamás recibió.

Mirándose a los ojos fijamente, sentadas una frente de la otra, conectando almas, conectando latidos, conectado energías. Era como un ritmo de música lenta, sin letras cuales la acompañaran, solo ese ritmo el cual tarareabas un día completo. Con la ilusión de llegar a su final, pero sin la suerte de hacerlo.

Ambas tenían miedo de hablar. Jennie porque temía de lo que saliera por su boca, y Lisa porque aun no se acostumbraba a la sensación de que la mujer a la cual ella amaba, le tuviese miedo.

Pero la primera en dar el paso de hablar, fue Jennie. Para cortar aquel silencio, que a pesar de no ser incómodo, la obvia tensión se podía cortar con un cuchillo.

—No sé como lo hiciste, pero me sigo preguntando —hizo una corta pausa, para proseguir—, el como tuviste el poder de tomar otro cuerpo.

—No lo sé —fue lo primero que salió de los labios de Lisa—. Me sigues preguntando algo que no puedo responderte, Jennie.

—Es que... —su vista se empañó—, no lo entiendo, quiero, deseo hacerlo, pero cada vez es más confuso para .

—Igual para mí —musitó Lisa—. Pero no me puedes hacer preguntas las cuales no tengo en mi poder responder. Estoy entre la espada y la pared.

Heaven And Back. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora