Ser una mujer plena y feliz, no tener problemas ni mucho menos inconvenientes. Eso era Pranpriya en su vejez. Una mujer que soñaba con encontrar el amor, aunque su edad no se lo permitía. Un día frente a su visión llegó una mujer, pero jamás pudo ha...
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—Lisa, casi no te hemos visto hoy —comentó Bertha, al ver a Lisa entrar por la puerta trasera de la cocina—. ¿Pasa algo, muchacha?
—Nada, Bertha. Pero es que veo todos esos invitados que están llegando —señaló la parte de afuera—. Y no me gusta la multitud, siempre rechacé las multitudes.
—Entiendo. Estás fiestas no se hacen todo el tiempo, pero cuando se hacen dejan mucho desorden —dijo.
—Espere, la ayudo con eso —Lisa cargó una caja pesada, dejándola a un lado—. Tenga mucho cuidado, se puede lastimar.
—A veces no sé si estoy hablando con una jovencita, o con una mujer ya de años y experiencia —expuso con incertidumbre.
Lisa sonrió, —¿Por qué lo dice?
—No sé lo veo en tus ojos, Lisa. Pero es una mezcla extraña de bondad, amabilidad, pero al mismo tiempo rabia —pronunció con seguridad, dejando una espina en el corazón de Lisa—. No creas que soy bruja, no es eso. Es solo que...
—¡Lalisa! —la voz de Jiyu interrumpió la grata conversación que ambas estaban teniendo—. Al fin te veo, no lo hice ni en la mañana, mucho menos en la tarde.
—La Señora Kim me mantuvo ocupada —respondió—. Y por eso no pude venir a saludarla, pero no fue por más nada. Yo me supongo que no tengo que salir, ¿necesitan algo aquí?
—Oh, no —se negó Bertha—. Eres la chofer, no tienes porqué trabajar en la cocina también, Muchacha.
—No sé cocinar —admitió—, pero por lo menos puedo ayudar con las bebidas.
—No tiene nada de malo, Bertha —apoyó Jiyu—. Lisa siempre es tan amable —soltó un suspiro soñador.
Eso no pasó desapercibido por Lisa, ni mucho menos por Bertha, la cual esperaba poder estar a solas con Jiyu para reclamarle.
Para Lisa estaba siendo bastante obvio la atracción que estaba desarrollando Jiyu hacia ella. O más bien, hacia lo que fingía ser. Y eso no le convenía, suficientes cosas tenía que pensar, para que al final otra persona se interesara en ella. Y su pensamiento estaba en que la trataría como a una hija, o como a una hermana.
Pero nunca añadiría algo mas a la lista, no quería provocar un sentimiento que jamás iba a poder corresponder. Y de eso hablaba Jennie, Lisa cayó en cuenta de las palabras de Jennie, y el porqué mencionaba a Jiyu. La castaña se percató de eso, pero Lisa no. Ahora había tenido la oportunidad de hacerlo, y no le gustaba para nada.
