XXIV.

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—Hoy fue esto, ¿mañana que se puede esperar? —escupió Rosé—

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—Hoy fue esto, ¿mañana que se puede esperar? —escupió Rosé—. Aun no termino de entender como puedes seguir trabajando para esa casa.

—Yo tampoco. Te puedo dar un espacio en la empresa, volverías a ser tú, Pranpriya —enunció Young-Hoon.

—No me vuelvas a llamar así —reprendió Lisa—. Pranpriya ya murió, ahora la que queda es Lisa, entiéndanlo. Y no renunciaré, no le daré el gusto a este imbécil.

Lisa formó una mueca con sus labios. Cerró los ojos con fuerza, reteniendo las ganas de gimotear por el dolor punzante que sentía en ese brazo. Acostada en la cama de hospital, había despertado luego de unas largas horas ahí.

No recuerda la mayor parte de lo que ocurrió, y fue lo que le dijo a la policía para evitar más conflictos. Aunque Rosé y Young-Hoon quisiera discutirle por ello, ambos guardaron silencio, seguros de que no harían a Lisa cambiar de opinión.

—Lisa, tu terquedad me abruma —replicó Young-Hoon—. No quiero perder a mi hermana otra vez por un idiota desequilibrado.

—No me van a perder otra vez, no fue grave —Lisa se sentó con dificultad en la camilla—. Yo estoy mejor que nunca.

—Lisa, por Dios —Rosé se acercó a ella—. Estate tranquila, no es bueno que hagas muchos esfuerzo, no hasta que estés completamente...

Las palabras de Rosé quedaron a la mitad, cuando la puerta se abrió dejando ver a Jennie, la cual miró a las dos personas las cuales se esperaban cualquier cosa, menos su presencia en aquella habitación.

La castaña no se sentía intimidada ante los pares de ojos, más bien alzó la barbilla, y fijó su vista en la Tailandesa. La cual se encontraba sorprendida más no desconcertada  ante la presencia de Jennie.

Quiero hablar a solas con Lisa —no fue un pedido, fue más bien una orden—. Ahora.

—Déjenme a solas con ella —pidió Lisa—. Ya luego termino con ustedes chicos.

Tanto Young-Hoon como Rosé, salieron a regañadientes de la habitación, permitiendo que aquellas dos mujeres se quedaran a solas. Lisa no se veía tan mal como Jennie creía. Pero a diferencia de Lisa, Jennie se sentía culpable, e incluso, pensó dos veces el bajar del coche para ver a Lisa.

Caminó por toda la habitación, y se detuvo unos segundos a mirar por la ventana, convencida de que no diría nada hasta que esté segura de sus propias palabras.

Lisa permaneció con la mirada sobre la morena. Se preguntaba si ella tenía algo que ver en lo que ocurrió, o sencillamente, es otra víctima más. Le provocaba miedo saber que no sólo tenía de enemigo a Junhui, sino que también a Jennie.

Heaven And Back. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora