III.

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—Si no te calmas —Rosé inició—, y pones la cabeza en agua fría, no vas a poder pensar, Young-Hoon

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—Si no te calmas —Rosé inició—, y pones la cabeza en agua fría, no vas a poder pensar, Young-Hoon.

Aquel chico estaba igual que un trompo. Dando vueltas de un lado para otro. Para nadie era un secreto que Young-Hoon, y Pranpriya eran los hermanos mas cercanos, pero el chico jamás pensó en la posibilidad de alejarse de su hermana.

Por alguna razón, aquel sentía que de alguna u otra manera tenía esa esperanza de que su hermana siempre estaría entre ellos, lo que de por sí, le daba seguridad. Pero todo eso se desmoronó cuando vio a su hermana en aquel ataúd. A sabiendas de que no regresaría.

Young-Hoon cayó rápidamente en un pozo de soledad. Por más que Rosé estuviera a su lado, eso no era ni la cuarta parte de la presencia de su hermana. No porque no quisiera a Rosé, porque le guarda aprecio, pero lo cierto está en que Lisa, lo había estado preparando para que cualquier día pudiese manejar la empresa.

Y así se quedará en buenas manos. Por Young-Hoon sabe perfectamente que Lisa, no había terminado de arreglar su testamento, lo que desatará la ira y la guerra entre todos la que querían verla muerta. Y que satisficieron esa sed.

Rosé sabía perfectamente que no podía intervenir de la manera que ella quería, después de todo, no tenía ni el más mínimo derecho. O eso creía ella, pero lo más importante era arriesgarse. La rubia no quería dar su brazo a torcer y dejar que los malagradecidos de aquella casa, y la cual se hace llamar familia, se robaran lo que por obviedad no les pertenece.

–Lisa se fue sin saber los lacras que son —argumentó Young-Hoon—. La querían ver muerta, Rosie. Ellos no la querían.

—Eso tú y yo lo sabemos —agarró a Young-hoon por los hombros—, pero no es momento para volvernos locos. Ahora más que nunca hay que calmarnos.

—¿Calmarnos? —el chico bufó—. Imposible. Dime, ¿dónde carajos encontráremos a una mujer con los mismos conocimientos que mi hermana en la empresa?

—Yo sé algunas cosas —musitó Rosé.

—Algunas, Rosé. No todas, y ahora sobre el dinero. Con gusto renunciaría a todo —alegó—. Pero soy capaz de lo que sea para que esos Ganapanes no se queden con el dinero de mi hermana. No hagan fiesta con él, se pueden quedar con la mansión, pero el dinero no lo tocan, Rosé.

—Te ayudaré. Sé muchas cosas. Pranpriya confiaba plenamente en mí, y sé que es una locura, pero confía.

Young-Hoon miró a la chica por unos segundos muy cortos, y es que era sólo cuestión de mirarla para saber perfectamente que Rosé era lo único que él tenía, y en lo único que podía confiar sin que fuese apuñalado a traición por la espalda. Como acostumbraba a hacerlo su familia. O más bien, la que se suponía que era su familia.

Heaven And Back. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora