XXIX.

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Jennie entró a su habitación, dejando las cosas a un lado, y sin querer hacer mucho ruido, pero ella más que nadie sabía que Junhui se percataría de aquello

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Jennie entró a su habitación, dejando las cosas a un lado, y sin querer hacer mucho ruido, pero ella más que nadie sabía que Junhui se percataría de aquello. Y no se equivocó, porque las luce se encendieron, dejando ver a su esposo, sentado de piernas cruzadas sobre aquel mueble individual, el cual era parte de la decoración.

—¿Qué haces despierto a esta hora? —preguntó Jennie.

—¿Y tú que haces fuera de la casa? —se llevó el vaso de Whiskey a los labios—. ¿Con quién estabas?

—Eso no es de tu incumbencia, Junhui. Me daré una ducha, estoy muy cansada —replicó.

Jennie ignoró a Junhui, y se entró a la ducha, mojando su cuerpo completo. Soltó un suspiro de satisfacción, recordando todo lo que pasó con Lisa en aquel Loft. Y una pequeña sonrisa apareció en sus labios, y el mismo deseo de siempre. Probablemente tenía pocas marcas en todo su cuerpo.

Recordó que Lisa no dejó de besar su cuerpo, que las manos de la tailandesa haciéndole disfrutar del verdadero placer. Gimió bajito con el tan solo recuerdo. No hubo un lugar en aquel Loft que no fuese probado por ambas mujeres.

Que Lisa no le hiciera sentir que se estaba perdiendo de todo el placer que le podía ofrecer una persona que supiera como hacerlo. Se echó el pelo hacia atrás, sacando todo el Shampoo, y frunció el ceño, percibiendo la presencia de Junhui. Y no se equivocaba, el hombre estaba parado en el marco de la puerta.

—Si es de mi incumbencia —respondió—. Soy tu esposo, todo lo que hagas es de mi competencia.

—No quiero pelear hoy —replicó—. Déjame en paz. Estoy muy cansada.

Jennie cerró el grifo, y se secó para cubrir su cuerpo con un albornoz. Se sentía agotada, pero no precisamente por trabajo, sino por lo bien que había follado con la chofer de la casa. Seguía mareada por aquel embriagante sabor, o por el perfume dulzón que soltaba la mujer.

Retomó la respiración, y caminó para vestirse, lo hizo rápido, para que Junhui no notara todo lo que tenía su cuerpo. No se dejaría tocar por él. Tenía días que no se dejaba tocar por Junhui, y ahora no sería la excepción.

Porque sólo quiere las manos de Lisa en su cuerpo.

Lo que sintió con aquello, fue más que un simple sexo. Se sintió amada por otro ser humano, apreciada. Porque en el fondo, su cuerpo dejó de pertenecerle, para pertenecerle a Lalisa, la cual se apoderó de él.

Seguía pensándola, y siguió notando que no estaba bien. Que el pensar en Lisa se le había hecho costumbre, y que de a poco, estaba enfermándose de ella. Que no sólo estaba sintiendo deseos, sino algo más. Y se sentía precavida ante ese sentimiento.

Heaven And Back. (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora