CAPITULO 56

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ADVERTENCIA:

Este capítulo contiene escenas explícitas y fuertes de violencia +21.

Puede ser contrario a las creencias y forma de pensar de muchos así que recordemos el contexto de la historia, las personalidades de los personajes y manejemos el respeto.

Si no te sientes listo para leer este tipo de escenas, que desde un inicio dejé claro que estarían, abstente de leer este capítulo para ahorrarte algún impacto negativo, ya que eso es lo que menos quiero que pase. De antemano decir que no promuevo las prácticas violentas aquí realizadas, mi intención no es dañar a nadie al escribir esta historia.

***

Salvatore.

El médico a mi costado habla con calma, atento a cualquier duda que pueda tener sobre el estado de la mujer a la que no le quito los ojos de encima como si se fuese a desaparecer en cualquier momento a pesar de que se encuentra sedada y medicada a más no poder.

Sus palabras hacen eco en mi cabeza, siendo empujadas en el fondo de mi mente. No le presto mucha atención, no cuando me aferro solo a una de las cosas que me dijo luego de atender a Alessia.

Un aborto.

Alessia tuvo un aborto.

Perdió un hijo.

Nuestro hijo.

Y ella ni siquiera lo sabía.

Yo no pude imaginarlo ni siquiera, no cuando la idea de ser padre no estaba en absoluto en mis planes cercanos.

Sin embargo, el vacío que siento por dentro es irracionalmente abrumador cuando no dejo de pensar en ello. Ni siquiera me había planteado la idea y siento como si me hubiesen arrancado una parte de la vida en cuestión de segundos.

Ella no podría superar esto, no luego de todo lo que pasó.

La detallo, grabándome en la cabeza cada moretón que ese maldito le causó, memorizando cada palabra de las que me dijo el médico luego de llegar a pesar de que solo una de ellas se me queda en la mente.

Un hijo.

¿Por qué me siento tan perdido cuando ni siquiera tuve la oportunidad de hacerme a la idea?

—Necesitará mucho reposo —indica el médico—. Y mucho apoyo también. Solo tenía un par de semanas de embarazo, pero eso, junto al trauma que puede tener luego de lo que sucedió, puede ser bastante difícil de manejar.

Varias costillas rotas.

Moretones que tardarán en sanar.

El saber que su padre le hizo esto.

Alessia no necesita más dolor del que ya le hemos causado.

—Ella no lo sabrá —puntualizo, clavando los ojos en el médico que traga saliva al notar la seriedad con la que hablo—. Nadie debe saber esto, mucho menos ella.

—Señor, con todo...

—Nadie —siseo con los dientes apretados, dejando que la rabia se apodere de mí.

Ella no puede saber que él le quitó esto también.

Que yo se lo quité por no protegerla.

La culpa se apodera de mí haciéndose un espacio junto a la ira que le guardo a Francesco Barone. Alessia me odiará por todo esto, me merezco que lo haga porque debí cuidarla.

SALVATORE [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora