Capítulo 45

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La madre de Jungwon no necesitó ni dos minutos de plática con su hijo para encender su auto y conducir rápidamente hasta Seúl. Susurraba maldiciones solo por pensar en lo mal que se lo debía estar pasando su pequeño Jungwon.

Condujo hasta la ubicación que le mandó su hijo por mensaje, y ahí se lo encontró, con los ojos hinchados de llorar, la maleta en mano y un corazón roto.

– Mamá – Jungwon se levantó de la mesa de la tienda en cuando vio que su madre entró.

– Hijo – la mujer tomó desesperadamente a su hijo entre sus brazos.

– Perdóname por haber hecho que vinieras hasta aquí, pero ya no aguantaba eso... – Jungwon sentía como de nuevo los ojos empezaban a picarle.

– No, mi bebé – su madre le acarició el cabello y dejó un beso en su frente-. Nunca tienes que disculparte por pedirme un favor, tú estás siempre en primer lugar.

Jungwon sonrió mientras unas pequeñas lágrimas salían de sus ojos.

Pero no lloraba de tristeza.

Lloraba por lo bien que se sentía estar a salvo.

🌦️🌦️🌦️

Su madre estaba gritando maldiciones en la sala de su casa. Su padre escuchaba atento las groserías salir de la boca de su esposa.

– Entonces... – el padre de Jungwon apretó con sus dedos el puente de su nariz-. ¿Estás diciendo que aquel chico que considerábamos ideal para nuestro bebé es en realidad un hijo de puta? – dijo mirando a su esposa.

– ¡Un hijo de la grandísima puta y mucho más! – gritó la mujer furiosa.

– Vaya, esa no me la esperaba – el padre de Jungwon suspiró.

– ¡Voy a demandarlo! – gritó su esposa-. ¡Va a escuchar todo lo que tengo que decirle!

– Mamá, olvidas que estoy aquí – dijo Jungwon tímido.

– Bueno, hijo – su madre se acercó delicadamente-. Voy a matar a tu jodido novio – le acarició la mejilla mientras aclaraba sus intenciones.

– Tú no vas a hacerle nada a Jay hyung – advirtió el chico-. Puede que lo odie y que merezca todas las cosas malas que le pasen de ahora en adelante, pero aun así le tengo respeto a lo que fue nuestra relación y creo que lo mejor será dejarlo ir por su lado.

– Ay Jungwon, que noble eres – dijo su padre con una sonrisa.

– Tan noble que te vieron la cara de imbécil por meses – dijo su mamá imitando el tono que había usado su padre.

– Esto no es culpa de Jungwon, cielo – replicó el padre.

– ¡Por supuesto que no es su culpa! – respondió la madre-. Es culpa del maldito hijo de su...

– ¡Mamá! – reclamó Jungwon, esperando no escuchar más groserías por parte de su madre.

– Voy a ir a hablar con él y se va a enterar de todo lo que...

– ¡Mamá, no! – Jungwon seguía negado a todo.

– ¿Es que quieres que él sienta que se salió con la suya? – bufó desesperada.

Jungwon suspiró.

– No, mamá – sonrió de lado-. Él no se salió con la suya.

🌥️🌥️🌥️

Y Jungwon tenía razón.

Cuando echó a Jungwon del departamento, Jay sintió una soledad que nunca antes había sentido.

Quizá siempre estaba solo en su nuevo departamento.

Se acostumbró en Seúl a estar solo sin sus padres, ni amigos, ni personal de servicio.

Pero ahora era diferente.

Sin Jungwon.

Trató de manejar esos pensamientos de una manera positiva y se puso a cocinar un snack de medianoche. No tuvo más cerebro como para pensar en algo que no fuera ramen instantáneo.

Mientras preparaba el agua, recordó a Jungwon sentado fiel en la barra, expectante a todos los movimientos del mayor y aplaudiendo incluso si el agua hervía de más y empezaba a derramarse.

Miró a la barra.

Vacía.

No. No podía dejar que esos sentimientos lo controlasen.

Él había echado a Jungwon. Él lo había terminado.

No tenía ningún derecho de sentirse mal.

Terminó de preparar su ramen y se sentó en la enorme mesa a comer. La última vez que se había sentado a comer en esa mesa fue hacía semanas con Jungwon. Ambos sostenían la mano del otro mientras degustaban el mismo ramen que ahora comía Jay.

Sintió que empezaba a volverse loco cuando pudo sentir el aroma del perfume de Jungwon en el aire.

Dejó el plato en la mesa y se dirigió hasta su habitación. El olor persistía en las sábanas de su cama y en las paredes blancas del cuarto. Empezó a quitar las cobijas con desespero, tenía que eliminar de raíz todo lo que le recordase al menor.

La cama quedó desnuda, las sábanas en el suelo, pero el aroma no se iba. Jay comenzó a sacar la ropa de su closet. Ropa con la que en algún momento abrazó a Jungwon con tanto cariño, apestaba a su dulce novio.

Ex novio.

Tomó las prendas del suelo y las arrojó contra las paredes mientras respiraba entre cortadamente. Lo había arruinado. No como otras veces. Esta era la definitiva.

– No, no, no – susurró para sí mismo mientras ponía sus manos en la cabeza-. No puede ser posible, no lo hice, no es posible – se repitió por unos segundos.

De sus ojos salían frías lágrimas disparadas sin piedad. Su reparación se hizo más errática y cerró los puños para posicionarlos en su frente. De repente, la tristeza y soledad se convirtieron en enojo.

Pateó la ropa y tomó algunas camisas solo para romperlas con sus propias manos, gritó hasta desgarrar su garganta (y que algunos vecinos creyeran que estaba en peligro).

Y sí que estaba en peligro.

Lloró toda la madrugada hasta quedarse dormido con un montón de ropa rota en el suelo y cobijas regadas por ahí. Soñó de nuevo con el aroma de Jungwon, como este le transmitía paz en un lugar que él reconocía como remoto y catastrófico.

Un lugar que era su propia mente.

Despertó a la mañana siguiente con un dolor de cabeza terrible y una culpabilidad que no abandonaba su pecho. Había echado a Jungwon a la calle en plena madrugada. Mierda, ¿qué le pasaba?

Llegó al comedor de su departamento, un plato de ramen descansaba sobre la mesa. Jay se sumergió de nuevo en los recuerdos que ese departamento le secreteaba tan delicadamente. Jungwon se había ido.

Él era el culpable. Lo había dejado solo a su suerte.

Cuando reaccionó de la estupidez que hizo, quiso llamarlo para saber que estaba bien.

La llamada saltó a la contestadora directamente.

Jungwon había bloqueado su número.

⊹ᰔ  Happier Than Ever ✧˖° Jaywon ₊˚⊹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora