LAS PRINCIPALES HEROÍNAS ESTÁN TRATANDO DE MATARME

Capítulo 103: Héroe rico

? Héroe rico ?

“ ... El tiempo pasó tan rápido. ”

El descanso prolongado había llegado a su fin y el nuevo semestre comenzaba al día siguiente.

“ Kania, ¿qué hay para almorzar? ”

Estaba manejando algunos negocios en la sala de oficinas de la mansión reflexionando sobre estos pensamientos, cuando el hambre golpeó de repente. Entonces, acabo de hacerle la pregunta a Kania.

“ El almuerzo de hoy es barbacoa. ”

“ Ya veo, suena delici — ¿eh? ”

Instintivamente respondí con un cumplido, pero luego me di cuenta de que la voz no pertenecía a Kania. Di vuelta la cabeza y pregunté,

“ Irina? ”

“ Hoy me encargaré del almuerzo y la cena. Kania también necesita descansar un poco. ”

“ Está bien, ya veo. ”

Asentí en voz baja a las palabras de Irina. Había regresado a la mansión ayer. Pronto, le pregunté con una mirada perpleja,

“ ¿Dónde has estado, Irina? ”

“ Solo entrenando un poco. ”

“ ¿Estabas entrenando? ¿No podrías haber hecho eso aquí ... ”

“ Estoy entrenando para usar mi maná negro. ”

Dicho esto, extendió la mano y emitió maná negro. Irina era realmente una prodigio por poder usar sin esfuerzo la magia negra con solo tener un poco de maná negro dentro de ella.

Mientras la observaba, pensé para mí mismo, “ Irina tiene algo que quiere preguntarme. ”

En ese momento, Irina abrió la boca con una expresión seria y dijo,

“ Si encuentra algo peligroso en el futuro ... Utilice este pergamino. ”

“ ¿Algo peligroso? ”

“ Sí, como cuando ... se descubre tu identidad. ”

Dicho esto, produjo un pergamino adornado con varios círculos mágicos y me lo entregó..

“ Si usa este pergamino cuando llegue ese momento, puede protegerlo. ”

“ Irina? Esto ... ”

La cara de Irina parecía decidida. Ella salió de la habitación antes de que pudiera decir algo.

“ ¿Qué es esto? ”

Me dejaron mirando el pergamino en la mano, sin estar seguro de su propósito. Lo puse en el bolsillo de mi pecho, pensando,

‘ Bueno, como es algo de Irina, no sería nada peligroso. ’

Poco después, con mi mente todavía en ese pergamino, tomé un sorbo del café en el escritorio. Aparté todos los documentos y me levanté de mi asiento.

– Creak…

“ ¡Hiiik! ”

Con la taza de café en la mano, fui a abrir la puerta. Cuando abrí la puerta, escuché un grito asustado desde abajo.