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Capítulo 9: El médico milagroso Li Lianhua en el pueblo. — ¡El discípulo encontró a su maestro!
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Seis años después.

— Zorra, ven a comer.

Mientras sirve el desayuno en la mesa para si mismo y un poco en un plato aparte para su mascota, un perro bastante inteligente y obediente, pero su nombre no le ayuda mucho. Viendo cómo el animal come tan animadamente sonríe y ve la comida en la mesa y traga grueso.

Agarra sus palillos y toma un trozo de carne, a punto de meterlo en su boca varios gritos se escuchan a los lejos y pocos segundos después un par de golpes están en su puerta.

Genial, otro día más sin comer en paz.

— ¡Doctor milagroso, Li Lianhua!

Grito un señor de mediana edad cargando a una niña inconsciente en brazos, con expresión aburrida les dejo pasar y les indico que la acostara en la cama para comenzar a revisarla.

— ¿Cuáles son los síntomas? — tomo su muñeca para revisar el pulso.

El hombre de mediana edad está nervioso y está temblando muchísimo. — Tiene fiebre, ha estado inconsciente y no ha querido beber agua desde entonces.

Lianhua asintio y vio a la chica, los labios tan pálidos como un pétalo de flor; su piel blanca ahora un poco gris por la enfermedad, suspiró cansado. ¿Cuando dejarán que coma en paz?

Le hizo acupuntura e hizo algunas prescripciones para la medicina, el hombre estaba tan agradecido que le dió diez taels de plata pero para su sorpresa; el médico milagroso Li Lianhua se negó rotundamente.

— El precio de consulta es de cinco taels, no más no menos. — sonrió cerrando la puerta.

A lo lejos se escuchaba el grito aliviado y agradecido del hombre que caminaba contento hacia la aldea de nuevo, sentándose a comer nuevamente en la mesa vio la comida que ha dejado de hechar humo debido a que esta caliente.

— Ya se hecho a perder. — susurró negando y pasando la comida a zorra.

Comiendo una fruta de la cocina salió a la puerta de la casa de loto, una casa andante que era jalada por cuatro caballos súper fuertes; creo que si fueran humanos tendría que cambiarlos cada tres a cinco días porque estarían muertos.

Vio el cielo despejado y luego vio la carta que tenía en la mano, siendo una desicion "difícil" para él optó por guardar la carta en la manga de su túnica y entrar de nuevo a la casa para coger una cesta.

— Zorra, espérame en casa. Iré a comprar ingredientes para la cena.

Silbando y caminando lentamente mientras ve el paisaje frente a sus ojos, es muy agradable experimentarlo; a fin de cuentas, nadie sabe cuándo llegaran los problemas.

Silbando y caminando lentamente mientras ve el paisaje frente a sus ojos, es muy agradable experimentarlo; a fin de cuentas, nadie sabe cuándo llegaran los problemas

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La cesta ya está un poco llena.

Con varios tomates, apio, papas, etc. En una gran infinidad de verduras y varios trozos de carne que consiguió por sus servicios médicos en el pueblo, comenzó a pesar un poco.

Viendo entre las baratijas que venden y algunas telas en el mercado, suspiró viendo a la esquina derecha; la que esta frente a la tienda de la señora Cho, la que le suele vender bollos al vapor y de vez en cuando se los regala.

— ¡Devuélveme lo que es mío, bastardo!

Girando el cuello para ver a la otra esquina, dónde está la casa de apuestas volvió a suspirar, es fan de la idea que en esa esquina puedes encontrar dos cosas sin excusa.

Dinero y problemas.

Vio por última vez a un chico bastante joven entrar a la casa de apuestas, negó por su mala suerte.

— Yo me largo, no quiero meterme en problemas.

Escucho a un anciano decir y compartió su pensamiento, es mejor estar lejos por si algo gran pasa puede huir y salvar su querida Loto House.

Comenzando a caminar animadamente en dirección al puesto de bollos, se hizo a un lado por la fuerza con la que fue empinado. Vio a un chico correr a toda prisa y por instinto se tocó la cintura.

Río irónico. — ¿Me acaban de robar?

Se burló de si mismo, apenas estaba extendiendo la mano para llamar al chico que le robó cuando un otro chico corrió para agarrarlo por el cuello y tirarlo al suelo.

— ¿Te atreves a robar en mi presencia?

Li Lianhua vio la espalda de la persona frente a él, le pareció bastante familiar, le recuerda a alguien que no ve desde hace mucho tiempo. ¡Está luchando por recordar!

Tomando su carterita de dinero hizo un saludo de puño.

— Muchas gracias Joven Héroe.

Se levantó de pronto cuando el chico le ayudo a levantarse, su expresión habitual cambio cuando vio al joven delante de Li Lianhua. Esa sonrisa, ese cabello, esa altanería, esa actitud arrogante y esa espada.

Li Lianhua parpadeo aturdido.

El chico sonrió dulcemente y su agarre agresivo disminuyó al ver los ojos de Li Lianhua.

— Tiempo sin verte, Li Lianhua.

Li Lianhua abrió los ojos.

¡El chico delante de él, es Fang Duo Bing! ¡El cachorro sobreprotector!

— Xiaobao... — susurró con desconcierto.

Duo Bing lo abrazo con fuerza.

La historia de un Loto [Fanghua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora