Capítulo 24

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—Por favor, ahórranos tus absurdos desvaríos. Para empezar, por supuesto que dirías algo como eso —siseó Iguro desde su árbol mientras agitaba un dedo inerte hacia Tanjirō, su mirada como un par de dagas —En segundo lugar, estás evitando por completo el hecho de que Kanae nos dijo sobre ti. No tienes fundamento para hacer un argumento como ese. ¿A cuántas personas has devorado mientras fingías ser uno de nosotros? E incluso si tu palabras tenían un atisbo de verdad, yo por mi parte todavía no te creería —

—Yo tampoco —Hablo el de cabello rubio.

—Igual —Hablo el segundo más alto entre ellos. 

—¡Escúchenme, por favor!—

Shinobu y los demás se sobresaltaron un poco cuando Tanjirō levantó la voz, un toque de leve frustración se mezcló con su voz cuando los llamó. Un par de ellos incluso alcanzaron sus armas por puro instinto, listos para matarlo si surge la necesidad, pero estar tan cerca de él y haberlo visto antes permitió a Shinobu mantener la calma y ni siquiera moverse.

—¡No recuerdo como me convertí en un demonio! ¡Apenas y logre recordar algo de mi vida humana! ¡Y ha pasado año y medio desde que deje de comer humanos!... —exclamó Tanjirō, deteniéndose momentáneamente. Tragó saliva, antes de fortalecer su determinación de continuar —¡No niego que he matado y comido humanos! ¡Pagare por eso algún día pero no hoy! ¡No hasta que yo acabe con el maldito que me convirtió en esto! —

—Tu historia da vueltas en círculos de la manera más monótona posible. Tu mismo confesaste que has comido humanos, ¿Qué nos asegura que no lo sigues haciendo?. ¿Qué te convertiste en un demonio por voluntad?, ¿Qué no te has comido a nadie? —comentó el Hashira con el tocado mientras cruzaba los brazos sobre el pecho —No nos hables sobre como tu acabaras con Kibutsuji. Demuéstranoslo con la máxima extravagancia, mocoso —

Tanjirō tensó los músculos de la mandíbula por un momento antes de gruñir y mirar al pilar con una mirada bastante dura, lo suficiente como para que en realidad lo hiciera levantar una ceja con anticipación.

—¡Bien!. ¿¡Quieres saber un secreto!? ¡Cada demonio que crea lo crea con una maldición que los mata si dicen su nombre! ¡Lo he visto suceder! —gritó a todo pulmón, los pilares inmediatamente se sorprendió por su arrebato y el tono que usaba. Gotō estuvo a punto de reprenderlo por hablarles de esa manera, pero una mirada de Tanjiro con sus ojos rasgados y mostrando sus colmillos, lo hizo alejarse de el.

 —¿¡Y quieres que se los pruebe!?  —Volviendo a mirar a los pilares —¡Bien! ¡Diré el nombre de ese maldito! ¡Les voy a demostrar que yo ya no estoy bajo su control! ¡MUZAN KIBUTSUJI!—

Tanjirō gritó el nombre lo suficientemente fuerte como para que los pájaros en los árboles en el otro extremo del jardín graznaran y volaran a toda prisa, todos los Hashira miraban de cerca como para ver lo que había dicho sobre la maldición que mata a los demonios. Pasó un segundo, nada. Cinco segundos, todavía nada.

Cuando Tanjirō todavía estaba arrodillado ante ellos, habiéndose calmado después de su pequeño arrebato, el Hashira cuando el tocado se encogió de hombros y la expresión de suficiencia en su rostro disminuyó un poco como si lo estuviera reconociendo como un acto de "extravagancia máxima". Al menos, eso es lo que esperaba que fuera.

—¡Mmn! ¡Aún me cuesta creer que seas un demonio que no este bajo el control de Kibutsuji! — exclamó el Hashira de cabello llameante con confianza —¡Necesitaríamos que otro demonio dijera su nombre para probarlo! ¡Hasta entonces, todavía no eres confiable! —

—¡Oh, por el amor de dios! ¡Es que son idiotas! —Volvió a gritar Tanjiro —¡Les estoy diciendo que ya no estoy bajo el control de ese maldito! ¡Si quieren preguntarle a un demonio háganlo, todos van a decirles que soy un traidor! —

La Flor De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora