Capítulo 79

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Tanjiro logro encontrar la empuñadura de la espada de su maestro, sin perder tiempo, cerro sus dedos, formando un puño. Usando sus uñas afiladas, apretó su palma con fuerza y la sangre salió, cayendo en lo que quedaba de la espada, según lo dicho por su maestro, solo debía dejar caer sangre y ella haría el resto. 

La empuñadura empezó a moverse, y por la impresión, la soltó. Tanjiro miraba como la espada de Kokushibo se movía en el piso, como si fuera un pez fuera del agua y quería volver a ella. Un momento después, dejo de moverse. Tanjiro entonces miro lo que quedaba de la espada de muchos ojos, con una voz detrás de el diciéndole que la levante, para después sentir como una mano posicionarse en su hombro derecho. 

Tomalá, Tanjiro —Los ojos del mencionado se abrieron cuando reconoció la voz —Eso te ayudara a terminar lo que mi hermano, los cazadores de la era sengoku y yo no pudimos. Cuídate 

Hai...Kokushibo-sensei 

El pilar del fuego tomo la empuñadura, apretándola con fuerza. Bajo la atenta mirada de Tanjiro, el resto de la hoja que faltaba empezó a crecer, como si fuera un demonio que regenera una parte de su cuerpo, los ojos que estaban en la parte sin filo, en la tsuba, y empuñadura permanecieron ahí. La unca diferencia, es que Tanjiro podía sentir una sensación familiar en la espada.

Y la reconoció de inmediato, era la sensación de su maestro.

Envaino la espada en su respectiva funda, ya que eso fue lo que encontró primero por su olor, ya hecho eso, puso la espada donde estaba la suya. Ahora tenia la espada de su maestro consigo. 

Fue interrumpido de sus pensamientos cuando escuchó a Gyōmei gritar detrás de él a Sanemi, quien todavía estaba blandiendo su espada como si el enemigo estuviera vivo. Tenía los ojos en blanco, como si estuviera en piloto automático.

—Shinazugawa! ¡Detente, el demonio ya no se está regenerando! —Gyōmei gritó para intentar detenerlo, pero sus palabras cayeron en oídos sordos. Apretando los dientes corrió hacia el triste Sanemi, rodeando su cintura con un brazo y manteniéndolo quieto con su monstruosa fuerza —¡Shinazugawa! ¡Se acabó! ¡Upper Moon One está derrotado, la batalla ya terminó! —

Unos segundos más tarde, todo el cuerpo de Sanemi quedó inerte en su brazo, su espada resonó contra el suelo de baldosas. Se desmayó tanto por las lesiones como por el agotamiento, una combinación peligrosa si no recibía el tratamiento adecuado y descansaba antes de su oponente final.

A Gyōmei le resultaba difícil creer que el pilar del viento hubiera seguido luchando durante tanto tiempo con las heridas que sufrió, incluso tras haber perdido el conocimiento. Dejó caer su propia arma y bajó a Sanemi al suelo, mirando el sonido de una respiración apenas sostenida, usando el mundo transparente, vio la mitad izquierda de Genya, la otra no estaba a la vista.

Genya... Tokitō... ustedes dos... — pensó Gyōmei, antes de que Genya comenzara a hablar con voz ronca.

—Hime... jima-san... ¿está... bien...? Y... Tokitō-san... —

—¡Está bien, estamos vivos! Tokitō es... él es... —Gyōmei se calló, girando su cabeza hacia donde estaba Muichirō después de haber sido arrojado durante el curso de la batalla. Logro ver a Tanjiro, estando arrodillado a su lado.

—Estoy bien... —dijo Genya, su ojo temblando ligeramente —Ve a ayudar... Tokitō... san... date prisa...—

¿Todavía está vivo en ese estado...? ¿Sera por la demonización? —pensó Gyōmei mientras apoyaba una mano suavemente en el costado de la cabeza de Genya. Lloró triste por los dos hermanos, porque ya podía ver el final que le esperaba al hermano menor —La sangre de Shinazugawa intoxica a los demonios, pero dado que la pérdida de sangre se lleva consigo los efectos de demonización, no debería ser un problema poner a Shinazugawa al lado de Genya...

La Flor De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora