Capítulo 70

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Desde muy joven, Dōma siempre había sido amable e inteligente. Siempre ayudó a las personas necesitadas y las hizo felices, porque esa era la misión que llevaba en su corazón. Nacido con arcoíris en los ojos y cabello rubio brillante, aparentemente besado por los dioses, vivía y respiraba una prueba de inocencia y divinidad. Incluso sus padres creían que podía oír las voces de los dioses.

Pensó que eran algunas de las personas más tontas que jamás había conocido. Crearon el culto del que ahora era jefe, que personalmente hasta el día de hoy pensaba que era ridículo. Sintiendo pena por ellos, Dōma siguió sus juegos, a pesar de que nunca escuchó ninguna voz divina. Al principio fue incómodo cuando todos lo adoraban y rezaban, con los adultos acercándose a él, un niño llorando y diciendo que estaba sufriendo.

La verdad es que se aburría de ellos y casi nunca los escuchaba, hasta que terminaron queriendo llevarlos al paraíso.

Dōma lloró, no por sus tristes historias, sino por cómo el paraíso que buscaban no existía. Todo fue una farsa. Pura imaginación. Los dioses y los budas no existen, y él realmente no podía aceptar el hecho de saber que estas personas que habían estado vivas durante décadas no se daban cuenta de esto.

Cuando un humano muere, se convierte en nada. Dejan de sentir. El corazón se detiene, el cerebro se detiene, te pudres y finalmente regresas a la tierra una vez que el cuerpo se descompone. No podían aceptar algo tan difícil y se sintió terrible al saber este hecho. Juró hacer felices a las personas que consideraba lamentables y ayudarlas, creía que ese era el motivo de su nacimiento.

—Humm, humm... ¡esa es la quinta vez, Hashira-chan~! Y eso tampoco sirvió, desafortunadamente no funcionó —Dōma dijo con una risa mientras el corte en su mano desfigurada sanaba lentamente —A este paso te agotaras. ¿Cuántas veces más puedes hacer esto? —

Ésta es la fuerza de una Luna Superior... .No puedo acercarme a el para cortar su cabeza sin respirar ese aire helado que puede destruir mis pulmones... —pensó Kanao para sí misma mientras respiraba suavemente y con dificultad. El dolor en sus pulmones comenzaba a aumentar debido a todo el aire gélido y helado que había inhalado, y sabía que estaba empezando a obstaculizarla.

—Uh oh, ¿tienes problemas para respirar? Jaja, ¡eso es porque tus pulmones están muriendo! Difícil, ¿eh? Eso es porque mi Blood Demon Art te congelo la sangre —dijo Dōma mientras agitaba un abanico frente a su cara mientras flores hechas de hielo puro se formaban en el aire a su alrededor —Convirtió tu sangre congelada en niebla y mis fans la dispersaron. Respirar ahora es peligroso, ¿sabes? —

Kanao apretó con fuerza el mango de su espada. Si era honesta con sigo misma, estaba hartándose de la actitud del demonio frente a ella, ¿Cómo es que el podía ser capaz de dar esa actitud tan relajada y jovial?.

Las puertas de entrada principal a la cámara de la luna superior dos se abrieron de golpe e Inosuke apareció en ellas. Había usado sus increíbles sentidos para encontrar el camino hacia el santuario, siguiendo hasta la presencia dominante que sabían que debía pertenecer a una Luna Superior.

Sin embargo, una vez dentro, miro todo el lugar, el cual estaba un poco destrozado, y al instante vio a Dōma estando frente a Kanao.

—Waaugh, ¡qué diablos estás haciendo, idiota! ¡Al menos no lo apresures sin Inosuke-samaa! — bramó Inosuke mientras saltaba hacia Dōma, blandiendo sus espadas.

Antes de que el pudiera acertar su ataque, el demonio rubio se movió rápidamente del lugar donde estaba, evitando el ataque del extraño cazador. 

—Oye, eso es peligroso... no deberías interrumpir a alguien cuando esta conversando con alguien, ¿verdad...? — Dijo Dōma con una voz profunda y desquiciada que contradecía su sonrisa de apariencia pura.

La Flor De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora