Luego de mucho tiempo, Hao y yo logramos dormir bien, porque las niñas ya no se despertaban en medio de noche pidiendo nuestra atención y eso, realmente lo agradecíamos.
Zhang Hao: Buenos días mi amor.
- Buenos días - Lo beso - Ya es viernes - Digo con felicidad.
Zhang Hao: Lo sé - Se estiró - Último día laboral de la semana.
- Hay que darnos prisa - Salgo de la cama - Las niñas despertarán pronto.
Zhang Hao: Relájate amor, las niñas no despertarán hasta dentro de una hora.
- Pero tenemos muchas cosas que hacer - Beso su mejilla - Me ducharé primero, así tienes unos minutos más para descansar.
Zhang Hao: ¿Y si me ducho contigo? - Acaricio mi brazo.
- La última vez despertamos a las niñas, por lo que no creo que sea un buen plan.
Después de convencer a mi esposo, me alisté en unos pocos minutos y luego me dirigí a la cocina para prepararles el desayuno a mis princesas.
- No puedo creer que ya estén creciendo - Digo con nostalgia.
Zhang Hao: ¿Qué huele tan bien? - Dijo mientras se secaba el cabello.
- ¿Ya te duchaste?
Zhang Hao: Si, hay que darnos prisa ¿Lo olvidas? - Se acercó - ¿Todo es para nuestras bebés? - Me abrazó por detrás - ¿No hay nada para mí?
- Te preparé tu café favorito - Me giro - y algunos bocadillos para comer de camino al trabajo - Lo beso.
Zhang Hao: ¿Tenemos tiempo para hacer algo más que solo besarnos?
- Unos minutos - Sonrío.
Para no perder más tiempo, subí a Hao a la mesa de la cocina y lo comencé a besar de manera apasionada por todo su cuerpo, hasta que fuimos interrumpidos por el llanto de nuestras hijas.
- Ya despertaron.
Zhang Hao: Iré por ellas.
- Yo terminaré con el desayuno - Acomodo mi ropa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Normalmente nuestra rutina, en los días que debíamos trabajar, funcionaba así, yo preparaba el desayuno y algunos bocadillos más, mientras que Hao se encargaba de despertar y vestir a las niñas. Luego los dos las llevábamos a casa de mis padres para que las cuidaran por un par de horas, mientras nosotros enseñábamos en nuestra propia academia.
- ¿Dónde dejé las loncheras?
Unos minutos más tarde, las loncheras estaban listas, el desayuno estaba sobre la mesa y mi esposo y mis hijas ya estaban listos para comenzar el día.
