Palmer
-¿Cómo...? -Sacudí mi cabeza- ¿Saben de mí?
-No.
Su respuesta fue brusca, certera. Le creí.
-Entonces ¿cómo sabrán donde encontrarme? -Pasé las manos por mi pelo- Puedo esconderme, nunca más escucharan mi nombre, en ninguna parte.
-Es imposible que te escondas. Tienen acceso a todos los sistemas operativos, a todas las cámaras de seguridad. Usarán absolutamente todo para encontrarte. -Su postura me tenía nerviosa, sus hombros casi tocaban sus orejas y un musculo de su mandíbula hacía un clic constantemente.
Se giró y siguió caminando haciendo que yo tuviera que correr para seguir su ritmo.
-Pero... No entiendo. -Estaba sin aliento, el aire estaba muy denso.
Se detuvo una vez más dándome la espalda. La herida de su cuello ya no sangraba, pero de todas maneras había dejado un camino de sangre hasta su espalda baja. Sus manos se hicieron puños cuando tomó aire para hablar.
-Cuando... Fallecemos. O cuando somos destruidos, mejor dicho, el chip que tú llamaste en nuestro cuello envía una señal a la base central. Para venir a recoger nuestros restos. Su tecnología es confidencial. Protegen su secreto a toda costa. -Entrelazó sus brazos sobre su pecho- Mi sistema operativo está dañado, por ende, la señal ya fue enviada. Ellos deben tener mis coordenadas. De hecho, ya deberían estar en camino. Por eso...
-¿Te destruirán? -Interrumpí.
-Palmer... -Había resignación en cada letra que usó para mi nombre.
-¿Lo harán? —Insistí— Cuándo te encuentren y vean que sigues vivo, pero con tu chip dañado, ¿Se desharán de ti?
-Eso no tiene importancia.
-¡¿Lo harán?! -Insistí, con un deje desesperado en mi voz.
-¡No lo sé! -Alzó la voz- No nos dejan revisar los registros de los androides dañados, solo sabemos que en cuanto el chip está fuera de funcionamiento nos buscan y resguardan su tecnología.
Su pecho subía y bajaba, estaba igual de alterado que yo.
-Tenemos que subir y esconderte, -dijo- tenemos que evitar que te vean conmigo, a toda costa.
Se giró para reanudar su andar, pero yo estaba muy ocupada pensando en qué nos esperaría cuando saliéramos de aquí.
-No. -Solté suficientemente fuerte para que él se detuviera.
-No, ¿qué? -dijo dando media vuelta lentamente.
Su altura y postura amenazante no iba a amedrentarme, tragué saliva, lo miré a los ojos y tomé aire.
-No voy a seguir subiendo para entregarte a ellos y que te asesinen.
-Esto no se trata de mí, Palmer. Es sobre tu seguridad, sobre lo que pueden hacerte si...
-¡Me importa una mierda mi seguridad si eso significa que tu tendrás que sacrificarte!
Se quedó congelado en su lugar. Su pecho subía y bajaba, rápidamente. Estudiaba mi lenguaje corporal, mi cuerpo, mis ojos.
-Todo esto se trata de tu seguridad. -Escupió con los dientes apretados y la voz ronca.
-No voy a dejar que por mi culpa te lleven. -Me planté firme sobre mis pies, levantando mi cabeza para seguir su mirada cada vez que avanzaba un paso en mi dirección- Si yo... Si yo hubiera salido de aquí cuando mis trabajadores lo hicieron, el terremoto me hubiera sorprendido fuera de esta cueva y estaría a salvo. Y tú no estarías aquí, no estarías atrapado, no estarías con tu chip dañado.
Se detuvo a un paso de distancia, sus ojos eran dos rendijas y su mandíbula estaba apretada.
-¿Crees que esto es tu culpa? -Susurró con un siseo irascible.
-Sé que es mi culpa. Creo... creo que te sientes con la obligación de ayudarme. Como con el resto de la humanidad.
Tuvo la desfachatez de reírse en mi cara. Una risa ronca, sin humor. Su aliento cálido barrió mi rostro, desconcentrándome por unos segundos.
-No tienes idea. —Susurró.
Se dio la vuelta, para ignorarme una vez más, pero lo detuve tomándolo de la muñeca. Un escalofrió recorrió mi piel.
-Es cierto. No tengo idea de nada. No entiendo la mayoría de las cosas que tienen que ver con ustedes. Pero no permitiré que... Q-que dejes de existir si puedo evitarlo.
Su presencia era inmensa. Sentía que ocupaba todo el espacio donde nos encontrábamos. Aun así, no me permití bajar la mirada.
-¿Porque te sientes culpable?
-S-sí. -Me temblaban las rodillas, pero lo disimulé bien. Creo.
Se volvió a girar, iba a comenzar a caminar pero se detuvo. Su espalda era una dura línea y sus hombros estaban tensos, miró por encima de su hombro hasta donde me encontraba yo.
-No vine aquí porque me siento en la obligación de cuidarte. -Aguanté la respiración, deseaba que continuara hablando, lo deseaba mucho- Vine aquí... Porque no puedo dejar de pensar en ti. -Apretó sus manos en puños, su voz era grave, muy grave- No puedo evitar buscar todos los días tu nombre en el sistema, saber en qué parte del mundo estás.
Se giró. Me quemó, fundió y volvió a armar con su mirada.
-Por eso, cuando se notificó un sismo en el mismo país donde estabas haciendo tu excavación... Volé, Palmer. -Las luces de su traje se volvieron más intensas, sus ojos plateados, su voz más espesa- Crucé el océano Atlántico y dos continentes para ver con mis propios ojos que estabas bien.
Sentía como su calor tocaba cada poro de mi rostro y cuerpo. Estaba cerca. Demasiado cerca. Ya habíamos roto muchas reglas y estaba a solo cinco centímetros de romper muchas más.
-Y cuando llegué y te sentí bajo tierra, cayendo al vacío... -Enmarcó mi rostro con sus manos, haciendo las mariposas volaran una vez más en mi vientre. Sus pulgares acariciaban mis pómulos y el resto de sus dedos tocaba la parte posterior de mi cabeza- Ni siquiera lo dudé y rompí todas las capas de tierra que nos separaban. Llegué a ti, te envolví en mis brazos, en mi escudo -Se inclinó sobre mí, rozando nuestras narices-, detuve tu caída y me quedé. Me quedé hasta que abriste los ojos y... -Soltó un suspiro tembloroso que lo sentí hasta la médula- me besaste, Palmer. -El plateado de sus ojos brillaba con intensidad cuando posó su mirada en mis labios.
Lo vi dudar, pero rápidamente lo tomé de las muñecas, para mantenerlo cerca. Nuestros labios se rozaron, y mi corazón se desbocó. Estaba paralizada, mi cuerpo en completa tensión, a la espera. Porque lo deseaba, deseaba mucho que esos milímetros desaparecieran entre nosotros.
-Me besaste y supe, después de nueve años... Que aquí, contigo, es donde siempre tuve que estar.
Sus manos apretaron mi rostro. Cerró la brecha entre nuestros cuerpos, pegándome a él, sintiendo cada musculo de su torso y cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse un sonido tintineante salió de su traje.
-Mierda.
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Alguien que me comparta un poco de dignidad, porque les juro que le rogaría de rodillas por un beso 🤣
Necesito ayuda y votos, porfi jajajajajaja
Capítulo dedicado a Elen_cas2090 gracias por estar y leer siempre mis locuras 🥹
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Protégeme (Amores perdidos 1)
RomanceEn las sombras de la noche, Palmer, una joven desesperanzada de 17 años, se encuentra al borde del abismo. La vida le parece un oscuro túnel sin salida, y la idea de la muerte se cierne sobre ella como una sombra ineludible. Pero en ese momento de d...