Palmer
-¡Se fue! -Entré en la habitación de Vin hecha una furia- ¡El muy hijo de puta, se fue!
Mi amigo estaba durmiendo y cuando sintió como la puerta era azotada contra la pared, saltó de la cama, con los ojos desorientados.
-¿¡QUÉ!? ¿¡QUIÉN!?
-¡¡Kael!!
-¿Cómo que se fue? -Su cabello rubio estaba despeinado y sus ojos aun pegados por el sueño.
-¡Se fue! A noche estábamos besándonos. Se detuvo, me molesté con él, discutimos... o mejor dicho, discutí yo con él y después me besó una vez más para decirme que volvería pronto.
Caminé hacia la cama y le recosté de espaldas, mientras Vin se recostaba a mi lado.
-Supuse que iría a dar una vuelta, para pensar, no lo sé. La cosa es que siempre al día siguiente me espera sentado en mi cama o de pie al lado de la ventana cuando salgo del baño, pero hoy no estaba ahí. Salí de mi habitación y fui a la suya, que estaba vacía. En su baño tampoco. Recorrí la casa por completo antes de darme por vencida y venir aquí. A desquitarme con tu puerta.
Lo miré y él estaba acariciando mi cabeza, con una sonrisa demasiado dulce para su rostro.
-Lo siento por despertarte así. -Me disculpé.
-Está bien, amore mio.
-No sé por qué se fue. No lo entiendo.
-Tal vez tenía que ir a trabajar, o a ver a alguien. ¿De qué hablaban antes de que se fuera?
-De sus ojos.
-¿Se ofendió porque le dijiste que los tiene hermosos?
Resoplé.
-Le estaba diciendo que no me mirara con sus ojos cambiantes. Porque me confunden.
-¿Ojos cambiantes? Así como... ¿Cómo? -La confusión nublada el rostro de Vincent. Genial.
-¿Tú tampoco lo has notado? ¿Qué les pasa? Soy la única que toma atención por aquí.
-Amore mio, sus ojos son siempre azules.
-¡Que no! Cambian a plateados o a negro en... situaciones más íntimas. Eso fue lo que le dije y ¡paf! Ya no estaba.
-Bueno. No entres en pánico, se fue sin despedirse apropiadamente, así que volverá, estoy seguro.
-No estoy segura de querer estar aquí cuando vuelva.
Vincent se quedó callado, estudiando mi rostro.
-Me conoció en una situación demasiado personal, tú lo sabes. Me siento demasiado expuesta con él. Bajo las defensas, lo dejo entrar y se tiene que ir. Ahora pasó otra vez. Llegué a tenerlo estos días conmigo y... ¡Dios! Vincent es que... -Tomé mi pelo con ambas manos, buscando como expresarme- Estos días fueron magníficos, me sentí absolutamente completa con él aquí. Por primera vez en más de un mes no me sentí miserable.
Tragué el nudo en mi garganta, negándome a llorar.
-Me mira como si... Fuera única. Como si de todos los años que estuvo atrapado en ese sistema de mierda yo fuera el mayor premio de su vida. Como si... Estuvo buscándome toda su vida, hasta en la vida que no recuerda y por fin me encontró. Es... Surrealista.
-Merda, amore mio. È intenso, tutto.
-Lo es.
-¿De verdad quieres irte? Antes de que vuelva.
Me quedé en silencio unos minutos, sopesando mis opciones.
Teníamos toda la información que necesitábamos en los archivos de Vin, ese tema ya estaba listo. Podía ir a cualquier parte del mundo, mi sueldo puede cubrir todo. Podía conseguir una identificación falsa para salir del país.
Pero... En el fondo no quería irme.
Ya había estado todo un mes lamentando mi situación y eso que siempre estuvo Vin conmigo. Si me iba estaría aún más sola y aislada. Sin la posibilidad de escuchar la voz de mi hermano cuando hablara por video llamada con mi amigo.
Además, Kael volvería y yo no estaría.
-¿Soy una estúpida, por limitar mi estadía aquí en beneficio de un hombre?
-No. -Mis ojos llenos de lágrimas, de frustración buscaron la miel de los ojos de Vincent- Creo que eres una mujer sumamente independiente. Sabes exactamente lo que quieres y cómo quieres conseguirlo. No estás aquí por él. Estas aquí porque tú quieres estar acompañada, quieres confiar en mí, quieres estar disponible para él. No se trata de los hombres de tu vida, se trata de lo que tú quieres conseguir con los hombres en tu vida.
Acarició mi rostro y me regaló sus sonrisas dulces.
-¿Qué quieres, amore mio?
Mi barbilla tembló y cayeron dos lágrimas de cada uno de mis ojos.
-Lo quiero a él. Te quiero a ti. Quiero reconstruir mi vida.
-Pues hagámoslo.
Se levantó, con su culito delgado hasta tomar su bata y ponerla sobre sus hombros.
-Vamos al sótano.
-¿Es hora?
-Es hora. -Confirmó.

ESTÁS LEYENDO
Protégeme (Amores perdidos 1)
RomanceEn las sombras de la noche, Palmer, una joven desesperanzada de 17 años, se encuentra al borde del abismo. La vida le parece un oscuro túnel sin salida, y la idea de la muerte se cierne sobre ella como una sombra ineludible. Pero en ese momento de d...