Palmer
Pasó una semana completa antes de tener verdaderos resultados con los escritos.
Vincent estaba trabajando en un tramo, estudiando las fotos, y yo los trozos de arcilla que no habían sobrevivido completos a mí aventura cuando Vin gritó.
Fuerte.
Me levanté del piso, donde tenía desperdigados montones de trozos, intentando darles forma y corrí a su escritorio.
–¿Qué pasa? –El corazón me aporreaba el pecho, la emoción y la ansiedad corrían por cada espacio de mi cuerpo.
Examiné su escritorio, muy ansiosa para esperar. Tenía dos tablas, ambas partidas en tres partes, pero funcionales, porque ahí estaban. Leíbles.
–Los encontré. –Susurró– Aquí están, Pampam.
–Me estás jodiendo. –dije incrédula.
Lo empujé con un golpe de mis caderas. Más anchas que las de él, mandándolo a volar. Y me incliné sobre el escritorio.
Mis pulmones, como siempre, fueron los primeros en dejar de funcionar. Después mi corazón dio un vuelco. Mis manos comenzaron a sudar y la saliva se secó en mi boca.
Leí, solo para mí, solo para mi cerebro en corto circuito.
"Tres. El Guardián, El Sanador y El Líder."
Mi cabeza, giró como el exorcista hacia Vincent que no podía contenerse, hipaba como bebé.
–Sigue leyendo, amore mio.
Respiré profundamente y tomé asiento, prefería estar anclada a algún lugar antes que recordar este día, como el día que me caí de culo al suelo, ante la impresión.
"Llegaron de los cielos. Protegieron nuestros muros. Cuidaron a nuestros enfermos".
La segunda pieza de arcilla, más grande que la anterior estaba fracturada. Eso no impidió que Vincent lo interpretara.
"Mi hijo todo un hombre. Salió a pastar al ganado. No regresó."
Mi pecho se comprimió con la noticia, sabíamos lo suficiente de este hombre para saber que amaba a su hijo con cada fibra de su ser. Se había hasta negado a volver a casarse para dedicarse por completo a él después de enviudar.
Seguí leyendo.
"Tres días después. El guardián volvió con mi hijo. El sanador lo curó. El líder me pidió silencio"
El corazón estaba que se me salía del pecho. Eran tres, todo el tiempo fueron tres. Comencé a sudar y dentro de mi confundido cerebro dije; que asquerosa manera de recordar este día, toda sudada.
"No pediré perdón. Dejo mi testimonio. Su existencia trajo a mi hijo de vuelta. Tienen mi eterna gratitud. Merecen ser recordados".
–Conchesumadre, Vincent.
–Los encontraste. –La emoción surcaba su voz.
–Los encontramos, –Corregí– tú me diste instrucciones claras.
–Pero, tu intuición nos llevó a esa casa, amore mio.
Me di cuenta tarde que una lágrima corría por mi mejilla y Vincent la seco con su pulgar.
–Casi te cuesta la vida, pero los tenemos.
Ahora estaba rebosante de felicidad. Había sido un camino largo, lleno de búsquedas sin resultados, pistas no lo suficientemente antiguas para darte veracidad.
India. Egipto. México. Chile. Por ultimo Siria.
Todos, y cada uno de esos países nos habían dados reseñas pequeñas. Indicios de "hombres" que surcaban los cielos, curaban a las personas, cuidaban la tierra, redirigían ríos, evitaban guerras. Siempre hombres.
Pensé en la bodega de Vincent y en todas las pruebas que tenemos. Esta es la más antigua, casi de hace cuatro mil o hasta cinco mil años antes de Cristo.
Pero teníamos de todas las épocas.
La primera dinastía o dinástico temprano con el faraón Menes de Egipto, o Kemet en ese tiempo, del tres mil cincuenta antes de Cristo. Recuerdo ese viaje, Vincent se aventuró y viajó conmigo. Visitamos innumerables museos y excavaciones abiertas al público. No necesitábamos buscar nosotros mismos porque buscábamos los registros más antiguos. Y los encontramos.
Los jeroglíficos. Avistamientos, hombres fuertes, sanadores. Y su ilustración, traje de cuerpo completo, un aura rodeándolos. Celebramos como locos esa noche, Vincent le prometió cielo, mar y tierra a una mujer, que al día siguiente lo esperaba en la puerta del hotel, cobrando sus promesas. Salimos ese mismo día del país.
Poco después nos aventuramos con el periodo Védico de la civilización hindú, hace mil quinientos años antes de Cristo. Viajé sola esa vez, los hindúes como son tan religiosos no tenían mayores ilustraciones pero los Vedas me dejaron un gusto extraño en la garganta. Recopilé lo que pude y juntamos algunos hilos cuando volví a Chile.
También, hombres de larga vida, hermosos, poderosos. No era mucho, pero éramos jóvenes e inexpertos, nos conformábamos con cualquier información.
Cuando llegamos a México por la época preclásica de la civilización Maya, dos mil antes de Cristo, encontramos muchas figuras talladas en piedra con características similares. Pero nos despistamos un poco al ser ilustrados con cascos, como astronautas. De todas maneras dejamos un chinche ahí, por si necesitábamos ir a investigar una vez más.
Recuerdo que Vincent se frustró mucho esa vez, bebió y bebió hasta que lo perdí de vista. No me preocupé porque yo también estaba entretenida con una mujer bellísima. Volvió al otro día diciéndome que se enamoró de un mexicano, y que se quería casar con él. Claramente no lo permití.
Casi un año después llegamos a Grecia. El imperio Romano, del veintisiete después de Cristo. Eran más letrados y tuvimos que leer muchos textos y manuscritos. Y tal como nuestro amigo granjero, leímos testimonios donde salvaba esposas, curaban la peste, ganaban las guerras.
Un poco confundidos, en nuestra última noche casi hicimos un trio con un hombre que estaba interesado en los dos. Dudamos y casi aceptamos, no me avergüenza admitirlo
Y, por último, pero no menos importante llegamos hasta un pequeño geoglifo de los Diaguitas del ochocientos después de Cristo. En la ciudad de Arica más hacia el interior, en lo más profundo del desierto encontramos piedras enormes con estos pequeños dibujos. Sufrimos de insolación, en nuestro propio país, vergonzoso, lo sé.
Mostraban hombres, adorando a tres figuras suspendidas sobre ellos, fue apoteósico. Esa vez no hicimos nada estúpido.
Después de aquello, al parecer aumentaron sus esfuerzos de hacer más anónima su existencia porque no se tienen más registros de ellos.
O tal vez...
Su último avistamiento fue en el mil después de Cristo aproximadamente. Quizás, no volvieron hasta ahora, el siglo veintiuno.
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Chan Chan chaaaaaan
Bueno aquí tenemos un poco más de información jijiji que misterio estos tipos. Será verdad? Serán ellos??
Voten y comenten porfi 🙏🏼
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Protégeme (Amores perdidos 1)
RomanceEn las sombras de la noche, Palmer, una joven desesperanzada de 17 años, se encuentra al borde del abismo. La vida le parece un oscuro túnel sin salida, y la idea de la muerte se cierne sobre ella como una sombra ineludible. Pero en ese momento de d...