Capítulo 57

5 2 0
                                    


Palmer


–¿Y Fiorella De Rosa? –Pregunté. No iba a celebrar antes de tiempo.

Khoslo apretó la mandíbula y sus labios quedaron fijos en una dura línea. No se veía muy dispuesto a dar información sobre la madre de Vin.

–La señora Fiorella falleció después de dar a luz. –Sentí otro mareo y logré recomponerme antes de que Kael se diera cuenta. – Tuvo un embarazo muy complicado, en el que en varias ocasiones tuvimos que sedarla para curar los órganos internos que estaban fallando. Por lo mismo no la devolvimos después de hacerle las primeras pruebas. Ni ella ni el embrión iban a sobrevivir con su tecnología.

–¿Por qué tuvo tantos problemas? –Indagó Kael– ¿Por su edad?

–Su edad no era el problema. El embrión estaba consumiendo demasiada energía. Debía comer y beber más agua que una humana normal, la mayoría del tiempo no cooperaba porque no quería engordar o eso decía ella.

No me extrañaba esa actitud. No conocí a la madre de Vincent, pero por lo que mi amigo me había dicho, sonaba como ella.

–Por lo mismo –Continuó Khoslo–, su estado fue decayendo poco a poco. Para cuando tenía unas veinte semanas de gestación comenzaba a perder el conocimiento y no era capaz de mantenerse activa ni de pie. Los exámenes sanguíneos mostraban una gran falta de vitaminas y minerales, que procedimos a suministrarle por vía endovenosa. –El semblante del hombre ensombreció– Era una mujer encantadora, por eso notamos rápidamente cuando la falta de una alimentación balanceada su cerebro también comenzó a fallar. Para la semana treinta de gestación era imposible sacarla del coma inducido sin hacer que su corazón fallara.

Mis piernas terminaron por fallar y en menos de un parpadeo Kael me tenía entre sus brazos.

–¿Estás bien? –Preguntó en su siseo.

–Sí, –Asentí tomando sus brazos con fuerza– solo necesito tomar asiento.

Me dejó segura y mi mente iba de un lado para otro. Khoslo me estudiaba y yo sentía que era imposible ocultar mi preocupación. ¿Me pasaría lo mismo a mí? Comencé a sudar frío y mis extremidades parecían unos fideos sin fuerza, aun así, evité mostrar debilidad.

–Continúa, por favor. —dije con seguridad, que claramente no sentía.

–Cuando cumplió treinta y siete semanas decidimos como médicos hacer una interrupción del embarazo. Con una incisión en su bajo vientre sacamos al bebé, el cual, también estaba bajo peso. Fiorella no volvió a despertar y sabíamos que si la desconectábamos no podríamos salvarla. Esperamos a que el periodo post parto se cumpliera, le suministramos más vitaminas, más minerales, más calorías, y decidimos despertarla una vez más.

Lágrimas calientes caían por mis mejillas, arruinando el semblante que yo creía que era estoico. Vincent estaría tan triste de saber que su mamá estaba muerta. Tan triste como yo ahora, que estaba esperando un bebé Klexiano. Que podría pasarme lo mismo a mí.

–Abrió los ojos y le mostramos a su hijo. –Entrelazó sus dedos encima del escritorio– El desdén en su mirada nos... Nos hizo sentir extraños. Creímos que estaría contenta de verlo con vida, y saludable, pero lo miró y preguntó cuánto le pagaríamos por sus cuidados.

La mano de Kael se posó en mi hombro y apretó con sutileza.

–Le prometimos que cuidaríamos de ellos, para que al minuto siguiente su corazón fallara y la perdimos.

–¿Dónde está el bebé? O niño ya para esta altura. –Preguntó Kael.

–Esa información confidencial.

Protégeme (Amores perdidos 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora