Palmer
Volver a Chile fue un completo caos.
Entre armar las maletas con la cantidad justa de ropa, sobre todo para Kael porque mi casa tenía un closet completo para mí. Dejar el barco limpio, libre de comida, combustible, y cosas personales, buscar a alguien que lo cuidara mientras nosotros volvíamos por él, provocó una pequeña discusión entre Kael y yo porque él prefería venir por el barco después que naciera el bebé, cosa que yo refuté porque para mí era importante. Fue nuestro primer hogar, donde por fin nos sentimos en casa después de salir de la propiedad de Vincent, no quería tenerlo lejos de mí.
Llegamos al acuerdo que una vez que tuviera sus papeles al día viajaríamos los tres (Kendal podía terminar la escuela por internet) a buscar el barco y dar todo el viaje de vuelta con calma, disfrutando del paisaje y los países que tuviéramos por delante.
—Entonces, ¿tendré que viajar con mi mujer embarazada y un adolescente de trece años por el océano atlántico, estrecho de Magallanes y océano pacífico?
—Sip —Me abracé a su cuerpo, metiendo mis dedos por el sedoso cabello de su nuca— ¿Alguna objeción?
—No. —Una sonrisa lenta y sensual se dibujó en su rostro— Son mis tres personas favoritas en el universo. ¿Cómo podía objetar a ese plan?
Con esa discusión ganada partimos a la cabaña de Violeta y Alonso para despedirnos. Prometí ponerme en contacto con ellos cuando las cosas estuviesen más en calma. Sentía en el fondo de mi corazón que a mi hermanito también le gustaría conocer a esa preciosa mujer.
La llegada al aeropuerto fue en total calma, hasta que tocamos las puertas de embarque. Claro que no querían dejar pasar a Kael porque estaba indocumentado. Después de unos momentos de discusión logramos que Khoslo, quien ya había vuelto a Chile, hablara con las personas de inmigración para darnos el pase.
Todas las personas que estaban con nosotros, incluidos los pasajeros del mismo avión, nos quedaron observando con fascinación.
—¿Estão juntos? —Giré sobre mí mismo eje para encontrar unos ojos color oliva muy grandes y tímidos mirándome.
Era una mujer, joven y hermosa.
—Sí —Susurré un poco temerosa, no quería crear más conflicto ahora que sí podíamos subir al avión.
La expresión de la muchacha se transformó. De estar temerosa y tímida pasó a fascinación y algo de emoción. Tomó mi brazo haciéndome dar un respingo, Kael reaccionó inmediatamente poniéndose entre nuestros cuerpos.
—Calma, Kael. —Toqué su espalda y lo aparté con cuidado.
— Diga-me como você fez isso, por favor, como você sabia que ele era para você?—La joven ni siquiera se vio intimidada por la presencia Kael— O que... O que eu tenho que fazer para...?—La vi dudar— Para chamar sua atenção? Para que ele possa me ver?
—No lo sé —Susurré— Nos vimos apenas uma vez para saber que nunca mais nos esqueceríamos. Era como se... gravitássemos um em torno do outro.
— Tem que haver alguma coisa... Ele não olha para mim, não sabe que eu existo.
—¿Os olhos dele mudam de cor quando ele vê você?
Sus ojos color olivo viajaron raudos a Kael, como si recién se hubiese dado cuenta que estaba a mi lado, de que existía.
—¿Cómo?
Mi hombre se quitó los lentes de sol y reveló sus ojos azul zafiro.
—Eles mudam quando estamos com nosso parceiro. Eu não sabia até que minha esposa me contou.
Ella lo miraba con fascinación y sus ojos se agrandaron cuando Kael me miró y sus ojos se tornaron plateados.
Soltó mi brazo y llevó ambas manos a su cabeza haciendo a un lado su cabello rizado. La expresión de su rostro no tenía nombre, no sabía si estaba decepcionada o impresionada.
—¿Estás bien?
—Sim... eu... obrigado. Tenho que ir.
Dando media vuelta se alejó por el pasillo hacia la salida, olvidando que tenía que tomar un vuelo.
*********
No iba a mentir, el interrogatorio de la jovencita brasileña nos dejó un regusto amargo en la boca.
Estábamos ya en el avión de vuelta a Chile con una bolsita entre mis piernas, por si las náuseas matutinas volvían.
Había tanto que no sabíamos sobre los Klexianos. Todo lo que yo sabía lo había vivido en carne y hueso junto con Kael, quien gracias a CR32 tenía una idea de cómo eran las cosas para ellos y cómo funcionada el apareamiento.
—Tenemos que contar nuestra historia.
—¿Cómo?
—Tenemos que educar a las humanas sobre ustedes. Sobre qué esperar, cómo tratar con ustedes y sus vínculos y apareamientos. —Hice un gesto exasperado con la mano— Nuestras relaciones son básicas, Kael. Nos conocemos, tenemos sexo, nos enamoramos, tenemos más sexo, nos reproducimos y si todo sale bien seguimos juntos, sino, nos separamos y buscamos otra pareja. —Miré a mi compañero— Para ustedes es todo o nada.
—No estoy del todo seguro sobre eso... No sé si podemos tener relaciones esporádicas con los humanos sin tener que ser compañeros. La madre de Vin quedó embarazada sin estar emparejada. Es confuso.
—Sé que le pedimos a Khoslo que tomara cartas en el asunto y los dejara ser libres si querían, debemos asegurarnos que cumpla con su palabra y eduque a las mujeres humanas. Y dejarnos contar nuestra historia, saber más sobre ustedes para que si algún otro Klexiano reconoce a su pareja ella no se vea metida en un embrollo que al final no quería, porque tener sexo con un extraterrestre debe ser emocionante y no tanto estar amarrada a él toda la vida por el vínculo si no está enterada de cómo son ustedes.
—Estoy de acuerdo, Miann. —Acarició mi vientre aún plano con gesto ausente.
Había mucho que hacer.
**********
Llegar a Chile fue una montaña rusa de emociones.
Entrar a mi casa. Ver a mi hermano después de meses separados. Secar sus lágrimas cuando por fin pudo soltarme para abrazar a Kael y seguir llorando. Sentir la emoción de tener por fin a las personas que más amo en la vida juntas, todas a salvo y sin el peligro de que nos separen.
—La trajiste de vuelta a casa... —Limpió las lágrimas de su rostro con una mano— Salvaste a mi hermana y la trajiste a casa...
Se fundieron en un abrazo que me derritió el corazón. Mi hermano quería mucho a Kael por todo el tiempo y las cosas que pasó con él.
—Mejor dicho, fue ella quien me salvó, Ken.
—¿Qué? —Evité sentirme irritada por lo impresionado que sonó.
—Sí, la salvé del derrumbe. —Mi hombre acarició la cabeza de mi hermano con soltura— Ella me salvó de Sigma. Soy libre ahora.
Mi hermano miró a Kael como si fuese un hombre nuevo, otro sollozo salió por su garganta y me abrazó con fuerza.
Sentí otra lagrima caer por mi mejilla y mi hombre la secó por mí con su pulgar.
Estaba en casa.
Por fin.
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Protégeme (Amores perdidos 1)
RomanceEn las sombras de la noche, Palmer, una joven desesperanzada de 17 años, se encuentra al borde del abismo. La vida le parece un oscuro túnel sin salida, y la idea de la muerte se cierne sobre ella como una sombra ineludible. Pero en ese momento de d...