Capítulo 44

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Palmer


Sonaron tres golpes en la puerta.

Abrí los ojos y encontré a Kael a un lado de la cama, completamente vestido, haciéndome un gesto para que guardara silencio. Me tendió la ropa limpia y como cada mañana después del vínculo me levantaba con el cuerpo revitalizado.

Me vestí rápidamente y solo ahí, Kael preguntó:

–Who is it? –Se acercó a la puerta y del zafiro más hermoso sus ojos se tornaron negros. Por la ira.

Todo lo siguiente pasó muy rápido para mis simples ojos humanos. Abrió la puerta y en cosa de un parpadeo tenía a un DR (no sé qué numeración) inmovilizado contra el piso.

–¿Qué quieres? –El tono de voz de Kael me provocó un estremecimiento. Nada quedaba del sexy y dulce hombre que había tenido entre mis piernas la noche anterior.

–Hablar. –Jadeó el androide tendido en el piso.

–Ya le enviamos a tu jefe un mensaje. Hablaremos cuando lleguemos allá.

–Quiere negociar. Me pidió que viniera por ti y la señorita. Los escoltaré hasta el aeropuerto de Bamako. Tenemos un avión privado esperándonos.

–¿Por qué?

–No puedes estar caminando por el mundo, exponiendo tu naturaleza y el bienestar de la señorita aquí presente. Solo es un atajo, llegaremos directo a Chile.

–¿Y qué pasa si no quiero?

–Tendré que llevarme a la dama de igual manera...

Kael enterró la cabeza del androide contra el piso, haciendo que las baldosas se rompieran bajo el golpe. Jadee de la impresión.

–Tócale un solo pelo a mi mujer... –Un músculo de su mandíbula saltó– Y no tendré remordimientos para asesinarte y dejarte en medio del desierto para que tu cuerpo alimente a los buitres.

Un tramo de sangre se marcó bajo la cara del androide y lo vi componiendo la expresión de dolor. Dato para recordar: Los DR no son tan resistentes ni tienen escudos como los AT.

–¿Tu mujer...? –Parpadeó sorprendido y se recompuso– No quiero pedir refuerzos, AT1. Es de imperativa necesidad que nos acompañen. Sus términos se mantienen, solo queremos apurar el proceso.

–No...

–Kael... –Me acerqué a él y puse una mano sobre nuestra marca– Quizás sea mejor terminar con todo esto antes.

–No se puede confiar en ellos, Miann.

–Lo sé. Pero no pueden hacerme daño. Están hechos para protegernos, no para asesinarnos. Ante cualquier cosa llegaremos con vida a Chile –Miré al hombre en el piso que tenía sus ojos pegamos en mí– Y si quieren que así me mantenga, con vida ­–Aseveré–, deben saber que no tienen que tocarte, ni un pelo.

Algo extraño aleteo en mi pecho. Supuse que sería el miedo o los nervios, no lo sé. Fue fuerte, punzante, nada que haya sentido antes. Miré a Kael una vez más y pareció notar que algo extraño pasaba.

Apretó la mandíbula y sus fosas nasales se ensancharon.

–Te soltaré. Iras a recepción y nos esperaras ahí. Debemos prepararnos y tomar nuestras cosas.

–Bien. –Respondió– Espero no tener que llamar refuerzos.

–No escaparemos. –dije y otra vez sentí su mirada muy... atenta, estudiándome. La misma curiosidad que AT14 en la playa.

Protégeme (Amores perdidos 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora