𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈

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𝟔. 𝐋𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐯𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐝𝐢𝐬𝐟𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚.

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Gon sabía que estaban aquí para entregar las cosas que habían robado de su reino. Por lo mismo imaginó un lugar lúgubre, viejo, incluso peor que Hammer. Un lugar donde la delincuencia gobernaría cada centímetro cuadrado del lugar. Un lugar en el que ni siquiera dejaría que Ori tocara con sus puros pies.

Para su gran sorpresa, a lo lejos se podía ver una civilización más que lujosa, el puerto estaba lleno de comerciantes pero a diferencia de Hammer aquí estaba pavimentado, habían oficiales en cada lugar vestidos de uniformes azules con líneas negras. Y las personas que bajaban de los barcos iban de atuendos muy ¿elegantes? Basilius les llamaba trajes, las mujeres llevaban vestidos largos con colas largas y abundantes de colores brillosos, algunas otras simplemente iban con vestidos menos... Excéntricos.

Debían ser de la alta sociedad.

A lo lejos se podían ver varias fábricas por el humo que salían de ellas, se podían ver los edificios adornados por banderas de colores brillantes.

-¿Lo imaginabas diferente?- Killua se colocó a su lado luciendo divertido.

-Creí que sería un lugar más peligroso- se sincero, viendo como poco a poco se acercaban para desembarcar.

-Lo es, aunque se vea lujuso aquí se presentan los peores peces gordos- explicó alzando los hombros-. Políticos corruptos, proxenetas, traficantes de todo tipo, defraudadores y podría seguir- Gon lo vio mortificado-. Pero tranquilo, aunque suene muy agresivo esta gente solo viene a recibir su pago o hacer negocios.

-Nada más- contestó con sarcasmo.

-Está gente siempre cree merecer más de lo que realmente merecen, creen que son civilizados y por ello se esconden en lugares bonitos- se recargo en el metal-. Mucha de esta gente es famosa, políticos o adinerados con empresas de renombre que obviamente tienen una segunda fuente de ingresos.

-Suena aún peor- dijo suspirando-. No dejaré que Ori baje del barco.

-Tranquilo, mi apellido aquí tiene cierto poder- se alzó de hombros como si eso no fuera preocupante-. Aunque obviamente aquí se vienen a hacer muchos negocios sucios Oberón también es muy turístico- lo miro con una sonrisa-. Es irónico pero aquí la tasa de delitos es muy baja.

-Es hilarante- rodó los ojos.

-¿Quieres conocerlos?- Killua ya no lo veía, ahora su mirada estaba centrada en el puerto en los autos qué esperaban estacionados-. Nos quedaremos unos cuantos días, pensé que tal vez a Ori le gustaría.

𝙻𝚊 𝙽𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚂𝚘𝚕. 𝙺𝚒𝚕𝚕𝚞𝚐𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora