𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐈

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𝟐: 𝐎𝐫𝐢

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𝟐: 𝐎𝐫𝐢.

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—¿Cuál es la regla número uno del palacio? —la anciana pregunto en voz alta, quiso rodar los ojos al saber que esa mujer quería que contestara él.

Una de sus compañeras, de piel tan blanca como la nieve y cabellos rubios preciosos alzó la mano, a lo que la sacerdotisa acepto que hablara:—Que previamente avisemos cuando será nuestro celo— la chica dejo ambas manos juntas frente a ella en la mesa con una sonrisa. Gon aceptaba que era una de las mujeres más preciosas del palacio, pero, era una presumida que le caía tan mal. Sakura le dió una última mirada a la anciana que comenzó a hablar.

—Exacto, chicos estas reglas se hicieron por algo— con su bastón golpeó levemente su escritorio dándole una mirada llena de reproche—. Y ese algo es ayudarlos. Por eso deben seguirlas al pie de la letra.

—Oh vamos, Gon siempre ha hecho las cosas bien— una de las mejores amistades que pudo conseguir en este lugar hablo, cabello verde, ojos rojos y piel blanca—. Solo fue un pequeño fallo.

—Que casi le cuesta la vida Idril— la anciana la miro ahora con seriedad—Si no fuera porque tú entraste a su habitación incluso después del toque de queda— su amiga rodó los ojos suspirando—. Él hubiera sufrido demasiado.

—No volverá a pasar— contestó con una mueca, enojado aunque su rostro no dejo que esa emoción se viera.

—Pues no, espero que no— la anciana dió un suspiro largo mirando a todos en el salón—. Los omegas dominantes son diferentes en gran medida a los omegas, su celo es el doble de doloroso y si su bendición es inestable su cuerpo lo será aún más en un momento de debilidad— ya no lo miraba solo a él, aunque sabía que todo esté sermón se lo estaba dando a él indirectamente—. Cuídense chicos, chicas. Pueden seguir con su rutina.

La mayoría de omegas que estaban en la habitación eran de un rango de edad parecido. 18 a 20 años, rodó los ojos al saber que se tenía que quedar para recibir su castigo. Sakura, la omega linda paso por su banca con una expresión llena de fastidio a su lado caminaba uno de sus amigos; con toda la intención la muchacha hablo en voz alta:—Que perdida de tiempo venir por los estúpidos errores de otros.

Gon no hizo nada, dejo que lo dijera no entendía porque Sakura lo odiaba y tampoco es que hiciera mucho para entenderlo. Era una hipócrita siempre creyéndose la mejor aún cuando se la pasaba maldiciendo. Idril a su lado la miro con una expresión furiosa lista para defenderlo.

—Cálmate Idril, no vale la pena— la chica a regañadientes se sentó, no sabía si Sakura lo había escuchado. Esa chica peleaba solita, porque él nunca le ha dado indicios de una, lo deja pasar porque le va y le viene.

𝙻𝚊 𝙽𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚂𝚘𝚕. 𝙺𝚒𝚕𝚕𝚞𝚐𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora