𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕

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𝟒. 𝐋𝐚 𝐥𝐮𝐳 𝐚 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐚𝐟𝐞𝐫𝐫ó.

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El sujeto parecía torpe, golpeaba con fuerza el gran arma pero realmente no tenía más habilidad que esa. Gon dejo que el hombre golpeara el suelo dejando expuesta su espalda con la lanza golpeó con fuerza haciendo que el hombre robusto pero torpe cayera de rodillas, cambiando de posición el omega golpeó la nuca del hombre con una fuerza moderada.

No quería asesinar a nadie, la sensación de tener la vida de alguien en sus manos era horrible y sinceramente no quería volver a revivirla.

Detrás de él escucho las pisadas rápidas, volteo con la lanza para parar el golpe. La lanza lo cubrió de la espada del otro hombre. Ambos mirándose a través de las máscaras.

Evadiendo con facilidad pudo encestar varios golpes no mortales pero si muy dolorosos el alfa cayó al suelo agarrando su estómago. Vio a Killua a lo lejos pelando con dos alfas a la vez, un hombre y una mujer... Con una katana.

Gon debía admitir que el alfa parecía haber sido entrenado bastante bien, tomo la lanza y corriendo hacia la mujer golpeo sus tobillos con tanta fuerza que la mujer cayó con un alarido de dolor, Killua aprovecho el descuido del otro alfa al distraerse haciendo cortes profundos en manos y brazos.

—Tenemos que irnos— dijo  comenzando a correr por otro pasillo, a lo lejos se escucharon disparos.

—He de admitir— dijo Killua sin parar de correr—. Que tú reino es bastante bueno en peleas.

—Nos enseñan a usar todo— explicó—. Todo puede ser un arma.

—Y tienen razón.

Gon y Killua bajaron a dónde Alluka ya los estaba esperando con Zushi bastante golpeado.

—Se escucha una gran batalla— dijo Ume con una sonrisa—. Me hubiera encantado ayudar.

Gon la miro con tristeza, no quería abandonarla... ¿Por qué? ¿Por qué no solo lo acompañaba?

—Cuídate mucho Gon— la mujer le tomo el rostro con una cariño fraternal—. Te extrañaré.

—Gon tenemos que irnos— vio al alfa poner en sus hombros al beta que parecía bastante avergonzado de que lo tuvieran que cargar—. Ahora.

—Te quiero— el omega abrazo a la mujer, dándole un beso en su frente. Ume le sonrió viéndolo alejarse con la chica a su lado.

Killua vio la entrada del palacio, había mucha gente peleando, el cielo aún estaba completamente oscuro, Gon pudo observar con horror las casas incendiandose así como gritos en todas partes. Aún debía haber mucha gente en sus casa que no pudo salir o ser evacuada.

𝙻𝚊 𝙽𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚂𝚘𝚕. 𝙺𝚒𝚕𝚕𝚞𝚐𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora