𝟒. 𝐋𝐚 𝐥𝐮𝐳 𝐚 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐚𝐟𝐞𝐫𝐫ó.
ⵈ━═════════╗◊╔═════════━ⵈ
Ambas miradas chocaban, cada una con una advertencia implícita en ellas. Cualquier movimiento en falso sería fatal, Gon creía que más para el alfa que estaba sentado que para él. Aún así no bajo la guardia, soportar tanto tiempo ese somnífero es su cuerpo ya era algo por lo cual debía ponerse en guardia.
A lo lejos vio varias luces moverse con lentitud, mierda.
—¿Puedes moverte?— le preguntó al hombre que sin dejar de verlo con advertencia asintio—. Bien, levántate y sígueme— con la bufanda que Luck le dió se cubrió el rostro dejando a la vista solos sus ojos dorados, se tapo la cabeza con la capa esperando que el alfa se levantara.
—¿Por qué crees que te seguiría?— preguntó desafiante, aunque respirando cansado por cada palabra dicha.
—O soy yo o son ellos— señaló detrás de ellos, las luces se veían lejos pero en pocos minutos estarían aquí—. Tu decides.
Sin mirar hacia atrás comenzó a caminar a una velocidad en la que creía que el chico podría alcanzarlo, no paso mucho cuando así fue. Habían dos partes que se peleaban en su mente, una le decía que era una tontería, la otra le decía que no tenía opción. Suspiro una vez más sabiendo perfectamente a dónde ir, un pinchazo de melancolía surco su pecho. Debía ir ahí.
Con destreza Gon camino a una muy pequeña cueva, al fondo había una compuerta en el suelo la abrió el albino lo vio con una ceja alzada y desconfianza.
—Entra— ordenó el omega, el albino dió un gran suspiro saltando.
Cómo en los viejos tiempos escondió la puerta con varias piedras, poniendo varios troncos a la entrada de la pequeña cueva. Una vez listo y sabiendo que no los encontrarían bajo, se empezó a poner nervioso al saber que estaba ayudando a un posible terrorista. Aunque no tenía opción si es que quiere salir de aquí.
Era la única opción.
Al bajar el albino ya estaba sentado en una silla respirando de forma errática. Con velocidad, camino a una de las vitrinas dónde tenía varias hojas para pócimas. Sonrió a pesar del tiempo seguía teniendo lo necesario. Pasaron varios minutos cuando por fin género un antídoto para el veneno. El chico sentado en la silla lo miro con desconfianza, aunque sus ojos se veían cada vez más cansados.
—Bébela— le acercó el cuenco a la boca—. Detendrá el efecto del somnífero.
Suspirando Killua acepto, este chico no podía intentar matarlo después de haberlo ayudado. Analizando un poco más al hombre, parecía sin duda un omega... Espera... ¿No los omegas estaban en el palacio? Recordaba la carta de Kurapika, dónde escribía que estaba segurísimo que los omegas vivían en el palacio.
ESTÁS LEYENDO
𝙻𝚊 𝙽𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚂𝚘𝚕. 𝙺𝚒𝚕𝚕𝚞𝚐𝚘𝚗
Fanfictie◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇ El mundo siempre fue un misterio para él, uno que sabía jamás lograría conocer; al menos no como en realidad deseaba. La idea de pasar sus años sin conocer de sí mismo, ni de aprender que había más allá de Yamatai lo dejaban e...