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El mundo siempre fue un misterio para él, uno que sabía jamás lograría conocer; al menos no como en realidad deseaba. La idea de pasar sus años sin conocer de sí mismo, ni de aprender que había más allá de Yamatai lo dejaban e...
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𝟓. 𝐔𝐧𝐚 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚, 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐚𝐝𝐚. 𝐔𝐧 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐨.
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Sus ojos miraban el techo descuidado, su atención se poso en el moho que estaba empezando a crecer en una de las esquinas. Escuchaba los ruidos y las voces afuera de la habitación, Alluka parecía estar cantando mientras que Canary le daba instrucciones a uno de los hombres de la mujer mística como la llamaba Retz.
Los días habían pasado muy rápido, cumpliendo su palabra, ella trajo a gente para ayudar a reconstruir el barco. Incluso les llevaron algunas provisiones para algunas semanas, como muestra de agradecimiento Retz junto a Alluka y Gon hacen comida para ellos todos los días, acampaban cerca del claro por lo que los ruidos y el ajetreo ya eran el pan de cada día.
Algo raro, hace tiempo no sentía que tuvieran a tanta gente junta, al menos personas que no quisieran matarlos. Suspiro, Gon logro obtener el primer objetivo ahora faltaba uno más.
Tompa, ese estúpido que creía que se podía esconder de ellos. Lo había estado investigando, pidiéndole a Leorio y a Zushi que pusieran atención en las ciudades cercanas. Tompa era escurridizo, manipulador, hipócrita en su gran mayoría, un poco inteligente pero, también era idiota y pecaba de ególatra.
Había conseguido obtener su rastro pero como lo suponía cuando fue junto a Bisky a buscarlo el tipo ya se había esfumado, por lo que ahora solo faltaba un rumor para que volviera a encontrarlo.
Se puso sus botas, una playera simple que mostraba un poco de su pecho y salió de la habitación. Su hermana lo miro con una sonrisa para luego verlo con desaprobación.
—Killua— sus manos en jarra con ese tono cariñoso pero "enojado"—. Ponte algo que te cubra más.
—¿Por?— se miro así mismo, hacía calor y la tela de la playera era cómoda—. Hace calor.
—Si, pero...— la chica pareció pensar, su mueca desaprobatoria paso a una complacida casi burlona—. Tienes razón, hace calor.
Killua le sonrió sospechando de su hermana, aunque después de ser corrido por la misma salió de la cabaña tapándose el rostro por el sol que le dió directamente lastimando sus ojos. Vio a los obreros descansando, unas tiendas vacías que le decían que los demás estaban en el barco.
Suspiro, hoy Gon y Basilius no estaban aquí. Habían dicho que se irían el día completo para ayudar con el barco, mientras que Jingū se quedaba cuidando de Ori.
Busco en la multitud al niño, al encontrarlo el niño parecía estar muy concentrado en su libro, quiso acercarse cuando notó a Leorio caminando hacía él con la camisa desabrochada y sudor por su frente, y Alluka lo regañaba a él.