𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈

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𝟏. 𝐋𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐢ó𝐧.

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La mañana era cálida, los días de mayo eran sumamente calurosos con brisas que al tacto se sentían como un beso de la misma naturaleza, a Alluka le gustaban y ahora que se encontraba por fin con su hermano, los días serían mejor. Bajo las escaleras encontradose al grupo almorzando en medio de la mesa habían varios mapas y hojas regadas.

—Buenas tardes— saludo sentandose en la silla alado de Canary, la mujer le sonrió con la misma emoción—. ¿Qué es eso?

—Mapas de nuestra siguiente misión suicida— hablo Leorio llevándose su taza a la boca, Killua nego con la cabeza aunque estaba de acuerdo con esa afirmación.

—Te llevaré con una amiga Alluka— dijo el albino revisando algunas cartas—. Te quedaras con ella hasta que nosotros regresemos.

—¿Con quién?— la morena le miro con el ceño fruncido, al ver el rostro de Killua sin respuesta la mujer rodó los ojos—. No puede ser.

—Oh— sonrió Leorio—. Con tu noviecita.

—¿¡Tienes una novia!?— la pelinegra miro con sorpresa a su hermano y luego con una expresión ofendida en su rostro cruzó sus brazos—. ¿Por qué nunca me lo dijiste?

—No es mi novia Alluka— dijo dándole una sonrisa a su hermana para luego mirar mal a Leorio—. Es una buena amiga— el alto se limitó a verle burlón.

—Pasaste la noche con ella Killua, muy amigos no creo que sean— dijo de nuevo para molestarlo.

—¿Pasaron la noche juntos?— su hermana le miro sorprendida, mientras que Canary se tensaba por completo en su asiento.

—Lo estás alterando todo a tu conveniencia— hablo Kurapika dando un golpe algo fuerte con la tabla de cortar en la cabeza del alto—. Es una excelente curandera, Killua se quedó con ella para enseñarle algunas técnicas con las plantas.

—Y otras cosas más— susurró Leorio recibiendo otro golpe por parte del rubio—. ¡Oye!— se quejo viendo al rubio de mala forma.

—Gracias Kurapika— sonrió inocentemente el albino al ver los dos golpes que Leorio recibió—. Como dije la iremos a ver, necesito algunas cosas y ella nos debe algunos favores.

—¿Por qué no puedo ir con ustedes?— la menor preguntó viendo a su hermano—. Te dije que quería ayudarlos. No quedarme con tu novia.

—No es mi novia— suspiro frustrado—. Y es peligroso. No puedes ir.

—Pero podría serles de ayuda. Por favor— la chica le miro con ojos de perrito haciendo que Killua casi cediera.

—He dicho que no— suspiró dando por terminada la conversación miró a sus amigos y cambio el tema—. Bisky nos acompañará.

𝙻𝚊 𝙽𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚂𝚘𝚕. 𝙺𝚒𝚕𝚕𝚞𝚐𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora