𝟓. 𝐔𝐧𝐚 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚, 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐚𝐝𝐚. 𝐔𝐧 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐨.
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—Así que eres el chico del que Aziz hablaba tanto— la mujer hablo con cariño—. Realmente es un honor conocer a su pequeño hermano.
El corazón de Gon se calentó, ¿su hermano? Sus mejillas tomaron un color rosado y mostró una sonrisa nostálgica. Kurapika estaba a su lado, escuchando atentamente, los alfas detrás de ellos.
—Señora Melody— comenzó el moreno.
—Llamáme Melody— pidió la mujer dándoles una taza de té.
—Melody— se corrigió—. Si conoció a mi hermano, entonces debe saber sobre Slunce— la mujer asintio levemente—. Sabe que aún corremos peligro si nos quedamos varados aquí.
—Lo hacen— asintio la mujer—. Fueron muy valientes e inteligentes para escapar de ahí.
—El barco en el que llegamos está casi destruido... Le ruego que nos ayude a conseguir el material para repararlo y poder irnos— Gon hizo una reverencia, está mujer parecía saber mucho de Slunce, viendo las ofrendas, y las pinturas de la Diosa Měsíc y Hanako en sus respectivos altares—. Si pide un pago... Yo mismo me comprometo a apagarle.
—Medicinas— dijo la mujer pensativa—. Recursos que aquí no tenemos, yo te ayudaré para saldar mi deuda con tu hermano— su voz era tranquila, como las olas del mar—. Pero te pido que mandes recursos, por un tiempo.
—Lo haré— asintio de inmediato—. Es una promesa.
—Entonces hagamos un juramento— Gon asintio rápidamente. Si era uno de Slunce entonces ya había vivido uno.
La marca que Luck y el compartieron fue un juramento, hermanos de armas que en caso de guerra se guiarian, cuidarían y ayudarían. Hermanos que practicarían juntos, alfa y omega que eran unidos por la bendición, como un manto que jamás podría romperse por cuenta propia a menos que la muerte de uno de ellos sucedería.
Su pecho se agrio ante el sentimiento de perdida. Su otro hermano ya no estaba.
Los tres veían con curiosidad a esa mujer, la sensación que daba era parecida a Retz incluso el emblema que estaba afuera de su hogar era parecido a la orquídea de la rubia, Melody en vez de flor era un instrumento musical. Kurapika entendió que está mujer sabía mucho de Slunce, tanto por las pinturas por la forma en la que ella y Gon se entendían.
—Me lo llevaré— dijo la mujer con calma—. Una vez terminemos no duden en mi promesa.
Los tres asintieron, viendo cómo ambos omegas caminaban había arriba. Killua veía a sus amigos con desconcierto, sabía que Gon no era normal, que Slunce no lo era, pero siempre que estaba en lugares así parecía que había magia en todo el espacio.
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𝙻𝚊 𝙽𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚂𝚘𝚕. 𝙺𝚒𝚕𝚕𝚞𝚐𝚘𝚗
Fiksi Penggemar◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇ El mundo siempre fue un misterio para él, uno que sabía jamás lograría conocer; al menos no como en realidad deseaba. La idea de pasar sus años sin conocer de sí mismo, ni de aprender que había más allá de Yamatai lo dejaban e...