ㅤwinnerㅤ★ㅤalice in borderland !

EPISODE 30 ; ten of hearts

EPISODE 30 !! the end of
act one

    Chisei Kyoko en su pasado tomaba la muerte a la ligera. No quería morir, pero tampoco le importaba mucho vivir, después de todo su vida no fue muy disfrutable. Comenzó a valorar más su vida después de su primer juego, sabiendo que su cuerpo haría lo que fuese para sobrevivir a pesar de que su mente no quisiera hacerlo. Pero ahora que había hecho el trato con Mira, podría decir que no tenía miedo de ese diez de corazones. Esperaba que Mira cumpliera con su parte del trato.

    La Playa se había convertido en un caos, en una masacre, un lugar en el que todos sacaban su instinto de supervivencia y mataban sólo para asegurar sus vidas. Se escuchaban gritos y sufrimiento, disparos y golpes, incluso olía a quemado, y aunque Chisei se encontrara algo inquieta, pues no se sentía mal por el lugar. Había llegado ahí gracias a una persona que acabó por traicionarla, y ver cómo se arruinaba la hacía pensar que cuando el diez de corazones acabara ella podría salir de ahí al fin y ser libre.

    Algunos pasillos del hotel estaban vacíos y lo único que podían verla eran las cámaras que la vigilaban, ¿alguien estaría ahí? Era un buen escondite después de todo.

    —¡Chisei! —gritó alguien—. ¡Aquí estás, estuve buscándote!

    —Suni —respondió ella—. Lamento haberla dejado sola, estuve... Resolviendo unos asuntos.

    —¿Todavía no sabes quién es la bruja? —le cuestionó, con ambas manos detrás de ella.

    —... No —contestó después de haber desviado su mirada.

    —Usagi y los otros están buscando a un tal Arisu, yo los estaba ayudando pero me perdí —explicó la coreana.

    —¿Arisu? —murmuró Kyoko.

    —Sí, dicen que sigue vivo —dijo, encogiéndose de hombros. Eso a la detective la hizo sentir un poco más aliviada—. ¿Lo conoces?

    —... Es un amigo —respondió, sonriendo un poco.

    —¡Ahí está! —gritaron. Suni de inmediato se asustó, tomando a Chisei de la mano para que corrieran.

    —¿Qué ocurre, Suni?

    —¡Les robé un arma como me dijiste! —gritó, asustada—. ¡Y creo que los hice enojar!

    —¿Usted en serio...? —la detective suspiró, pensando que la coreana no se lo había tomado en serio.

    —¡No quiero que me maten! —volvió a decir, sin parar de correr.