ㅤwinnerㅤ★ㅤalice in borderland !

EPISODE 00 ; shibuya

EPISODE 00 !! fireworks

    —Buenos días, Chisei.

    —Jefe, buenos días —contestó la chica, algo sorprendida.

    —Ten, tu pago de este mes —con un poco de aburrimiento el hombre tiró el sobre con dinero sobre la mesa que estaba limpiando Kyoko segundos atrás, dejando un poco sorprendida a la contraria.

    —Pero no debería pagarme si no hasta dentro de dos semanas —murmuró, viendo el dinero con el ceño fruncido.

    —Exacto, porque estás despedida.

    Chisei parpadeó varias veces. Su jefe le seguía mirando, y se dió cuenta que no estaba bromeando.

    —¿D-Disculpe?

    —Estás despedida, Chisei. Haz estado trabajando mal estas últimas semanas, y hemos estado perdiendo clientes en la cafetería por tu culpa. No me interesa si estás pasando por un mal momento, si tienes depresión o si tienes violencia intrafamiliar en tu casa. Si estás mal, anda a un psicólogo en vez de estar malgastando tu tiempo en trabajar de mala manera.

    —Pero, jefe, puedo mejorar. Se lo suplico, por favor, no me despida–

    —Ya te lo dije, Chisei. No lo voy a repetir. Ya te encontré un reemplazo.

    La chica suspiró, mirando hacia abajo.

    —Puedes irte.

    Tomó el dinero de la mesa, tomó su bolso y se fue, empezando a caminar hacia las calles de Shibuya. Tenía un nudo en la garganta debido a la impotencia, y se había estado conteniendo el llanto.

    Su teléfono sonó. Su madre la llamaba.

    —Buenos días, madre —saludó, conteniéndose un sollozo que había amenazado con salir.

    —¿Por qué tu voz suena así?

    —P-Por nada–

    —Kyoko, dime lo que pasó ahora mismo.

    —Madre —Chisei respiró por la nariz, intentando regular su voz—.... Madre, me despidieron.

    —¿Te despidieron? ¿Y eso por qué?

    —P-Porque... Mi jefe me había dicho que había trabajado m-mal estas últimas semanas y–

    —¿Trabajado mal? ¿En serio? ¿No puedes hacer nada bien, Kyoko? ¡Me costó conseguirte ese empleo en el café más popular de Tokio, y te despiden porque trabajabas mal! Que malagradecida eres —su madre se quejó con molestia.

    —Mamá, nunca te pedí que me consiguieras ese empleo. Suficiente tenía con la pasantía en el departamento policial, y con que me obligaras a estudiar duro para las clases de criminología de la universidad, que tampoco te pedí que mandaras aquella solicitud. Sabes que yo en verdad quería estudiar medicina y no estaba interesada en la criminología —habló con seguridad, cansada de las actitudes de su madre. Ya algunas lágrimas se le habían escapado y corrían por sus mejillas.

    —¡¿Cómo te atreves a decirme eso?! ¡Tú a mí me tratas con respeto, Chisei Kyoko! ¡Tanto que hice yo por ti, para que seas alguien en esta sociedad, seas apreciada por todos y seas reconocida, y me tratas así! ¡Por eso tu padre se fue, Kyoko! ¿No lo entiendes? Eres una–

    —Púdrete, mamá —colgó. Le colgó a su madre después de decirle todo lo que anhelaba decirle.

    Pero sabía que se arrepentiría de haber hecho eso cuando llegue a casa. Esperaba que su mamá la echara, y eso sería lo de menos.

    Esa mujer le hacía la vida imposible. Ella era solo una niña cuando su madre empezó a exigirle demasiado en los estudios, metiéndola en actividades extracurriculares como el ballet, clases de inglés y clases de piano sólo para que supiera hacer muchas cosas y poder ser alguien.

    Sólo quería saber que pasaba por la mente de su madre al pensar que estaba haciendo lo correcto.

    Al llegar al centro de Shibuya, no supo muy bien que hacer. Obviamente no tomaría un tren en la estación hacia su casa, eso era lo menos que quería hacer.

    Se sentía patética con la ropa que llevaba. Una blusa de botones, una falda pegada a las piernas que le hacían sudar y unos tacones que le mataban los pies a cada paso que daba. Su madre la hacia vestirse así, porque "la hacía ver elegante y la gente la reconocería por verse bien".

    Parecía oficinista, y no le gustaba.

    Kyoko se quedó parada unos segundos en ese cúmulo de gente. Vió el sobre de dinero en su bolso, y pensó en gastar algo de dinero en una heladería, disfrutando el helado más grande que podría comer.

    Sabía que su vida sólo iba a empeorar en ese momento, así que más daba. Sólo se imaginaba a su madre gritándole por haberse comido una gran cantidad de helado con la excusa de que se iba a poner gorda y se iba a ver horrible.

    Mientras caminaba hacia la heladería más cercana a la zona, pasó por un lado de unos chicos algo escandalosos. No les prestó mucha atención como las otras personas que pasaban cerca, pero si le causó algo de curiosidad la manera en la que esos amigos estaban, al parecer, disfrutando de la vida en esos momentos.

    Paró en una heladería cerca de la estación. Entró, se pidió una taza grande de helado de vainilla y chocolate, y se sentó en una mesa justo a un lado de la ventana, apreciando el hermoso cielo azul que se encontraba encima de Shibuya.

    Fuegos artificiales aparecieron. Kyoko no pudo evitar sonreír.

    Amaba los fuegos artificiales. Le parecían tan bonitos. Y, a pesar de apreciarlos mejor en la noche, no se molestó por apreciarlos en el cielo diurno.

    Siguió comiendo su helado, disfrutando del sabor, olvidándose un poco de lo que pasaba en su vida y de lo que pasaría en un futuro.

    Kyoko empezó a pensar en la idea de no volver a su casa nunca más. Pensó en la idea de desaparecer completamente de la vida de su madre, y no le pareció mala idea.

    Kyoko quiso dejar sus preocupaciones atrás.

    Pero, justo en ese momento, ella no sabía que el destino sí la haría olvidar todo los que vivía en ese momento, para empezar a preocuparse por otra cosa.

    Chisei Kyoko siempre se sintió sola. Pero a partir de ese instante, ella empezaría a estar completamente sola en ese mundo.

    ¿De verdad estaría completamente sola?