Mariana pankratova

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Italia

Desperté desorientada, entonces recordé que le dije a Maximiliano que durmiera conmigo. trate de no hacer ningún movimiento brusco para no despertarlo pero era muy tarde por qué abrió los ojos, primero miro como cuando te acuestas en otra cama y  despiertas diciendo que hago aquí y en nanosegundos te respondes tu solo.
bueno así mismo se despertó el, yo no sabía que hacer si no verle esos ojos que me mataban y me encantaban ver.
era hermoso para que negarlo, nunca nadie me había cautivado. ni siquiera Camilo se parecía a él, por qué el daba un toque de misterio y esas sonrisas imborrables.

—Buenos días princesa—entre cerró los ojos y giro el cuerpo un poco para ver la hora.

Pero en ese movimiento sentí algo duro en mi vientre y un escalofrío se formó en todo mi ser y más en la zona del abajo. el sonrió por qué noto que me puse nerviosa

—No pasa nada. todas las mañanas es así, aunque...—no dijo nada por un momento y me agarró la mejilla con una de sus manos apretó pero no mucho y musito—Ahora está como más erguida.

Trague saliva visiblemente, sentí como mis mejillas estaban que reventaban iba a decirle algo pero su boca busco la mía y lo que empezó un beso tierno se iba intensificando. Mi madrina venio en la noche, no le agrado la idea de que max durmiera conmigo pero lo dejo pasar, y eso me descolocaba por qué era muy dócil con max.

Con el todo era diferente, el sacaba un lado de mi lascivo que ni sabía y si me preguntaban si me gustaba respondería que no. sentí pena de tener sentimientos por alguien a qué solo lo conocía a unos cuantos días, no solo eso si no que tenía novio. Novio al cual aun no me llamaba.

Me encantaba sus besos por qué me sentía sexy, linda y mujer. No una cría de dieciocho años

Nos interrumpió unos toques en la puerta; era la ama de llaves informando que el desayuno ya estaba listo y que teníamos que bajar a comer.
estaba tan hipnotizada que no me di cuenta que el estaba arriba de mi., en eso lo empuje sin ejercer mucha presión.

— Ehh...– no encontraba como hablar después de ese beso—¿Te quedas con nosotras a desayunar?— en eso el ya se estaba vestido de la cintura para abajo, miro su reloj antes de ponérselo.

—Si, creo que tengo unos minutos más.

No quise seguir mirándolo por qué me daba mucha pena verle a la cara. me encerré en el baño y me di una ducha fría para bajar esas hormonas y poder relajarme un poco.

cuando salí del baño el ya no estaba, aproveche me metí en el closet y me puse un short una blusa blanca playera y un sombrero igual de playa, baje las escaleras y me dirigí en la parte de atrás.
mi madrina tenía una mesa para comer viendo el hermoso paisaje, pero me detuve para poder escuchar.
estaban peleando aunque lo hacían en voz baja igual se les notaba que no era una conversación de amigos.

—No se que te traes con ella pero si le llegas hacer daño—mi madrina lo señaló con el debo y apretaba la mandíbula—Te lo juro max, que no te salva ni el mismísimo Dios.

—No tienes por qué amenazarme Patricia— le dió en la mano para que no lo señalara— Además me tienen sin cuidado tus amenazas, solo te digo que  la quiero conocer — se toco el puente de la nariz y prosiguió—Y no me preguntes por qué , por qué ni yo mismo se.

— Ella es mi ahijada pero la concidero mi hija y a sufrido mucho Max, sin tan solo supieras.

No la deje hablar por qué entre, imaginando que le diría “sin tan solo supiera todo el daño que me habían hecho” y que ella por supuesto iba a irse de lengua.

—Buenos días madrina—ella cambio la cara y me sonrió.

—Buenos días querida, ¿Como dormiste?— me abraza y empieza a caminar conmigo hasta colocarme en la mesa—Vamos a comer y organizar todo para el viaje.

No me hieras Tanto.   Aprende Conmigo Vol..1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora