Mariana pankratova

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Dulce sabor a despedida.

Desperté con dolor en todo mi cuerpo, era como si un camión me fuera pasado por encima. Gire mi cuello que lo tenía adolorido y note que eran las once, dormí un siglo y sentía que no había dormido nada, junto al reloj estaba un vaso y una pastilla.

Este hombre tenía métodos anticonceptivos por doquier, trate de no pensar en eso para que los celos no resurgiera a temprana hora de la mañana, me levanté a ver si mis pequeños están en sus cunas. Pero no estaban asi que imaginé que max los saco a tomar aire fresco.

Me di una ducha me calce y me vestí con un shorts y una sudadera blanca, cómo pude arregle el nido de pájaro que tenía por cabello y salí para ver a mis bebés.

Estaban en los brazos de mi madrina en la sala junto con una aurora muy triste.

Baje las pocas escaleras que me quedaban para llegar a ellas y preguntarle que le pasaba.

— buenos díasss

las mire pero ninguna dijo nada y solo se escuchaba el sonar de la nariz de aurora a limpiarse los mocos.

— ¿que te sucede aurora?.

me acerque a ella y tome en mis brazos a Derek que jugaba con un mechon rebelde que se escapaba de mi improvisada coleta.

Ella tomo aire y mientras yo esperaba que se calmara y pudiera contarme que le pasaba. Tome a Sinahi y a Gael y me acosté en el sillón tan comodo que tenían los corlenes.

Aún me acordaba la primera vez que llegue, las ganas de sentarme al comprobar que eran tan cómodos.

— mi madre está.......— lloraba sin parar que no se le podía entender un cacahuate— mi madre está enferma.

Me incline de la impresión por qué felicia no se veía mal.

— ¿de que está enferma?— pregunto mi madrina, alzando los brazos a Sinahi para poder tomarla.

— tiene cáncer— aurora no se la llevaba con su mamá y no sabía por que pero se notaba que la quería muchísimo.

— lo siento aurora de verdad — ella negaba y se secaba las lágrimas.

— tranquila mariana, lo que si necesito es...

Sus mejillas se sonrojaron y sus ojos me pedían un favor que yo no entendía.

— ¡¡habla aurora!!– se sonó la nariz de nuevo y miro sus pies.

— lo que pasa es que en nuestro apartamento ahí muchas escaleras y..— fijo su mirada en mi otra vez— quería hablar contigo para ver si se podía quedar con ustedes.

Me levanté de golpe que creo que hasta me dió un mareo.

— Que...

— osea nosotros la visitaremos todos los días pero para que le dieran alojo aquí— aurora estaba loca si pensaba que maximiliano dejaría quedarse a felicia.

— aurora max no...

No me dejaba hablar.

— a eso quería llegar— miró a mi madrina y ella se hizo la desentendida jugando con Sinahi.

— necesito que hables con Max y le digas como si fuera cosa tuya que mi madre se quedará aquí.

Sentí como si me echarán un balde de agua fría, quería matar aurora.

— estás loca, no— me levanté — por qué no le dice Angelo.

Suelta una risa sin gracias y también se levantó pero no airada como yo.

No me hieras Tanto.   Aprende Conmigo Vol..1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora