La prueba

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Mariana pankratova.

—Saca tu miembro de mi— ordene.

Lo cual el lo hizo sin refutar, pero con una sonrisa en los labios. Retrocedió cuando baje de la mesa y seguía apuntado.

(Cómo podía a verme hecho eso, si yo lo amaba).

—Suelten a massimo—nadie reaccionó.

—Querida son dos contra quince— rece diez padres nuestro para que mandara una manera de salir de esta.

—Pues será seis contra quince—mi madrina entro con aurora, Angelo, y Andreina al club.

—Ahora sí se puso buena la fiesta— max sonrió con cinismo y hasta se encendió un cigarrillo.

Su madre camino en línea recta a su hijo y le dió un bofetón que le volteó la cara a un lado.

—Suelta a tu hermano —demandó.

El hizo una señal y soltaron a massimo quien corrió y me ayudó a colocarme el vestido. El se tocaba dónde su madre le había golpeado

—Tienes que mentalizaté que tienes tres hijos— le dice max muy tranquilo a su madre.

Tranquilidad que yo sabía que fingía.

—¿Y eso por qué? por qué yo tengo entendido son cuatro hijos, al menos que no tengas pito— el señalo a dónde estábamos nosotros.

—Pues el que está ahí, dalo por muerto—le dió una señal a sus hombres para irse.

El comenzó a andar y de repente freno y giro con la sonrisa más macabra que tenía.

—Dónde quiera que te escondas te encontraré.

Me dice y yo aún con todo lo que me hizo, igual lo veía con ojos de amor.

—Jamás te dejare Mariana— amenazó. Alfredo vuelve por el y lo saca arrastra-Hasta en el infierno te voy a encontrar.

Lo sacan y mi madrina y todos van a dónde estoy.

— Tenemos que llevarte a otro lugar— dice mi madrina alarmada y llamando a no sé quién por teléfono.

—Ella se va conmigo— impone massimo con seriedad.

Eso acarrea una pelea entre mi madrina, massimo y Andreina alegando de que el me cuidara mejor.

—¿Estás bien?— me pregunto aurora y niego. me abraza— Ya va a estar.

— No. El no me quiere ni ver— comencé a llorar otra vez.

—¿Como que no te quiere ni ver? no lo oíste. Si dijo que te iba a encontrar.

— Sí, pero solo para matarme—volvió a abrazarme.

—Como la va a cuidar si el fue el que la metió en todo este enrollo—alega mi madrina.

—Cállate ya Patricia—saca de sus cabales a massimo—Mariana nos vamos.

No me dio tiempo a negarme cuando sujeta mi mano y me saca arrastra junto a los demás.

— ¿Me tienes todo?—pregunta a Angelo.

—Claro está en el coche—en eso veo al escolta de massimo—Gracias Dilan—el hombre asiente mientras massimo entra en el coche.

—Entra—me ordena y yo me despido de mi madrina que deja de pelear por qué sabe que el me puede cuidar más que ella en estos momentos.

—Te quiero madrina— ella me sostiene la cara en sus manos y me da un beso en la frente .

No me hieras Tanto.   Aprende Conmigo Vol..1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora