Ni negro ni blanco, gris para ser exactos

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Mariana pankratova.

Me desperté por el hambre que tenía, ya habían pasado los vomitos matutinos y eso era algo que celebrar con hot cakes, miel y fruta.

Andaba de mal humor por la desvelada que mi dió max, con su estúpida canción que me cabreaba «como puede pensar que no lo amaba» borracho idiota pensé. Fui a la mesa y había de todo excepto hot cakes, fui a la cocina y Vi a una empleada.

— Señorita ¿Será que me puede conseguir unos hot cakes? —ella me miró con una ceja alzada.

— Hot caque....—no sabía que era eso, lo que le faltaba a mi mal humor. En eso una voz se escuchó.

— Pancakes—ella asintió y comenzó a prepararlo. Fui a saludar a mi salvador.

—¿Que haces en esta mesa y leyendo?—estaba donde comía los empleados, no era que lo viera mal, si no que no era muy a lo de ello.

— Solo gozando de la “vacaciones"— hizo comillas con los dedos.

Me senté con el y agarre la otra parte del periódico, pero un estruendo nos hizo pegar un salto.
el agarró su arma y yo buscaba que agarrar.

— Pero ¿Que haces?—me dijo cuando me vio con un salten.

—Que crees tratar de hacer un huevo—le lance un sarcasmo— además no me hables, ya que no me tienes muy contenta tu actitud massimo

.
— Cuantas veces te lo tengo que explicar.

Sonó cansado, esa noche que maximiliano dió su espectáculo, el fue a mi habitación a disculpase por lo de la cabaña y a explicarme todo.

— Ninguna, ya que no quiero tus explicaciones— salí de la habitación con massimo siguiendo el paso y diciendo que sandeces de salir así, sin saber que pasaba.

— ¡¡Maximiliano Andrea corleone.

Me rei tan fuerte de su segundo nombre, que algunos de los que tenía alrededor se me quedaron viendo.

— Andrea, quien lo diría.

Lo dije más para mí que paro los presentes chismoso de los empleados.
Era mi madrina y estaba con unas armas.

— ¿Dónde carajos esta ese idiota?—me preguntó conteniendo la rabia que cargaba.
Ni siquiera me saludo.

— La última vez lo ví en la alberca.

Ella se dirigió a dónde le indique y yo iba detrás.
estaban en las tumbonas dormidos.

— Massimo ayúdame— le ordenó mi madrina.

— Con gusto—acepto muy risueño.

— Pero ¿Que van hacer?—sin terminar de decirlo, lo arrojaron al agua.

— Pero ¿Que carajos?.

Max trago agua y A mi me encantó verlo con su ropa pegada al cuerpo, por el agua. El embarazo me tenía las hormonas a mil y también de mal humor.

—¡¡Que carajos te digo yo a ti!!—mi madrina estaba irreconocible de la rabia—Como te atreves a embarazarla.

Gruño, a lo lejos se veía a Andreina bajar del carro con una tranquilidad como si no quisiera la cosa.

—Y por eso me mojas—por la cara que puso pude ver qué tenía una resaca de muerte— Solo paso.

— Patricia— dijo angelo sorprendido de despertarse y ver a mi madrina y más lo hizo ver a su madre—¿Que carajos hicimos anoche?—nos miro a todos.

—Sabía que no podía confiarte a mi ahijada, maldito— mi madrina ignoro a Angelo.

— Ya basta de idioteces que aquí no hay ninguna alma pura— intervino Andreina— Y andando todo el mundo que tenemos que ver cómo resolvemos este enrollo.

No me hieras Tanto.   Aprende Conmigo Vol..1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora