CAPITULO 6

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LEONARDO.

Salgo de la habitación acomodándome la corbata, después de hacerle el amor mi esposa dormitamos un rato hasta que me desperté y ya era de noche. Me di un baño rápido y me aseguré de hacer el mínimo ruido para no despertar a mi hermosa bella durmiente. Nunca me había sentido tan relajado en mi vida, tener a Amaya es una dosis de alivio y endorfinas. Encontré mi molde perfecto y pensaba seguir reteniéndolo hasta el día en que me muera.

Voy directo a mi despacho cuando entro ya Giulio está sentado frente a mi escritorio —¿alguna novedad? —pregunto sentándome en mi habitual asiento. Él toma uno de mis puros que están sobre la mesa y lo enciende.

—Tu padre llega mañana, tu hermana ya se marchó a Roma y tienes una reunión con los irlandeses la semana que viene.

—Ahora que tengo esposa y que posiblemente pronto tenga un heredero quiero hacer unión con ellos y que mejor que con un matrimonio.

—Eso sería bueno, pero primeramente tienes que encargarte de que ese hijo llegue ¿no crees? —sonríe con picardía.

—Por supuesto que llegara, hemos estado trabajando en ello —follarme a mi esposa es el menor de mis problemas es más me relajaba tenerla bajo mi cuerpo recibiendo mi miembro obedientemente. Frunzo el ceño —¿Crees que haya una posibilidad de que mi enemistad con Omar Abbar disminuya? —Giulio se encoje de hombros.

—He de admitir que es un hombre capaz de enfrentarte, aunque preferiría que le mataras dudo mucho que eso a tu esposa le agradade.

—Me cortaría las pelotas. ¿Quién diría que me casaría con la hermana de mi enemigo?, por otra parte, no me arrepiento de nada, pero hare pagar a Omar por su falta de respeto —sentencio, mi querido cuñado se arrepentirá de haberse metido con nosotros.

—Entonces esperemos que el idiota dé el primer golpe ¿no crees? —por supuesto que lo dará, sabía perfectamente que Omar no se quedaría de brazos cruzados mucho menos ahora que mi linda esposa está atada a mí y en mis confines, una enorme razón por la que decidí traerla conmigo a Italia.

—Esperemos...—me pongo de pie y saco mi arma que está metida en la primera gaveta de mi escritorio —entonces nos vamos a trabajar. Hoy estoy de tan buen humor que soy capaz de solo matar sin torturar.

Giulio suelta una estruendosa carcajada —ya quiero decir eso mismo cuando tu esposa se entere que ella es la venganza de su hermano y que deseas destruirlo junto a su imperio —me encojo de hombros.

—Cuando eso pase ella estará tan enamorada de mí que no le importara —Giulio se pone de pie y deja la mitad del puro en el cenicero —bien ¿a quién tenemos que matar?

—Hemos capturado a unos chicos vendiendo metanfetaminas en nuestros clubs, no es de nuestra propiedad por lo que hemos tomado medidas extremas.

—Los llevaron al almacén —asiente —bien, entonces vamos —me dirijo hacia la puerta y al abrirla me encuentro a mi esposa con una larga camisola rosa pastel puesto. La prenda le llega hasta los pies.

—¿Cariño que haces despierta? —pregunto sorprendido y a su misma vez cautivo por lo bonita que se ve. Ella mira tras de mí y casi se me olvida que Giulio está aquí. Veo a mi esposa cubrirse el escote con pudor.

—Solo baje a buscar agua —dice con las mejillas sonrosadas.

—Debiste llamar a una de las sirvientas, solo tenías que llamar al teléfono —ella frunce el ceño.

—Yo que iba a saber de eso, además no sé qué número tendría que marcar —responde como si mi respuesta fuera estúpida y en realidad si lo era.

—Ah bueno cariño, déjame y te acompaño a la cocina. Giulio tú espérame en el auto —tomo la mano de mi esposa y nos encaminamos hacia la cocina del castello. Este lugar es grande es entendible que ella se perdiera, pero poco a poco se adaptaría y se acostumbraría a las constantes rutinas del castello.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora