CAPITULO 25

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Los días transcurrieron con gran rapidez, al punto de que ya había pasado casi tres meses desde que llegue aquí siendo la esposa de Leonardo De Rosa, un mafioso italiano enemigo de mi hermano el Jeque de los emiratos árabes y el señor del inframundo.

Mas de tres meses desde que conocí a Leonardo en aquella joyería. Han pasado más de tres meses desde que Leonardo me cautivo con su mirada intensa y esa sonrisa cautivadora que lo representa. Quien creería que ahora estaría casada con él, viviendo una vida plena a su lado, un matrimonio sano fuera de la violencia domestica que una vez sufrí en mi anterior matrimonio.

Leonardo me convirtió en alguien que no era y reparo los pedazos rotos de mi corazón mal herido.

Extrañaba a mi familia, la añoraba y deseaba por lo menos hablar con ellos, pero desde que le pedí a Leo que me dejara hablar con mi hermano me prohibió hacerlo diciendo una tonta excusa de que no nos convenia que supiera donde estábamos ni donde vivimos como si mi hermano fuera capaz de haceros daño conmigo adentro.

Como todas las mañanas me levanto muy temprano me baño, me visto con ropa deportiva y voy a la cocina por mi te de menta y jengibre. Cuando termino me voy directo al gimnasio, había superado mi trauma con los golpes, ya no me encogía como antes ni me dejaba llevar por los recuerdos. Mi entrenadora personal hacia todo lo posible por entrenarme de manera práctica, fácil y que no me asustara.

Mi vida en el Castello se había convertido en una rutina diaria.

Después de montarme en la bicicleta y haber hecho más de una hora veo entrar a mi cuñada con un pequeño short alicrado junto con un crop toc a juego. Ella lleva un paño en su hombro y una coleta alta haciendo que su rostro se vea fino y elegante. Los hombres la miran de reojo con cierto interés, pero terminan desviando sus ojos en el momento que ella voltea.

Me gustaba esta versión de Cinnia, relajada, menos atormentada y pedante —buenos días Maya, que tal amaneciste —saluda subiendo a la otra bicicleta que está a mi lado. Le sonrió con los labios cerrados y me encojo de hombros.

—Hoy amanecí un poco melancólica, pero estoy bien, el ejercicio me ayuda a salir de mis propios pensamientos —le respondo. Ella sonríe y empieza su rutina. Desde que hablamos aquella vez ambas habíamos hecho las pases, y como fue de esperarse Cinnia se separó de Simone, ahora este se había marchado a Roma su ciudad encargada. Claro está que aún no se divorciaban simplemente mi cuñada llego a un acuerdo junto a mi marido y su esposo de que solo se separarían, de que vivirían vidas separadas y que no sería necesario romper el matrimonio legal ya que solo la muerte lo haría.

Cosa que, en esta vida en un completo misterio, cuando tu destino es más que incierto dentro de la mafia.

Había aprendido a convivir dentro del Castello, su suegra era tan buena que la ayudaba de muchas maneras a cómo organizar cada cosa de la casa y verse elegante en cada reunión importante de su esposo. Ella le hacia la vida más fácil y amena, menos solitaria cuando su esposo no estaba.

—Sabes, hoy estoy de ánimos de cambiar guardarropa, qué tal si salimos algún centro comerciar a comprar nuevas colecciones de moda.

—No lo sé, tendría que pedirle permiso a Leonardo, y hoy se fue muy temprano —respondí no muy convencida. Total, tampoco tenía teléfono gracias a su marido que no le accedió uno cuando se lo pidió.

A veces pensaba que era demasiado paranoico y controlador.

Si ya la tenía a que temía, no tenía idea. Después de terminar su rutina de gimnasio junto a su cuñada se fue a dar un baño a sus respectivas habitaciones. Había accedido a salir de compras con su cuñada, por lo que eligió uno de sus tantos vestidos y lo convino con unos tacones de aguja fina. Como no salía mucho casi no usaba ropa tan elegante pero hoy había decidido optar por vestir de rojo llamante. Aunque el vestido es recatado en la parte del frente por detrás contenía un pronunciado escote dejando a la vista una gran parte de su espalda.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora