CAPITULO 41

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LEONARDO.

Entro a mi despacho con Giulio siguiéndome el paso, rodeo mi escritorio y me siento detrás de él. Giulio hace lo mismo sentándose frente a mí en completo silencio. No había palabras para describir bien lo que estaba sintiendo ahora, es como si una parte de mi estuviera fallando en el momento en que mi preciosa esposa se marchó con su hermano.

¿Miedo?

Puede ser que sea eso. Dejar a mi esposa fue un duro desafío interno, pero soy consciente de que lo dañe todo, de que la lastime a un punto inimaginable. ¿Qué mujer en su sano juicio aceptaría que su esposo se hubiese acostado con otra?, ni la mas tradicional italiana nacida en la mafia.

Ahora comprendía mucho más a mi hermana.

Mi bella y audaz hermana. La acabo de enterrar, enterré a la mujer que por mucho tiempo cuidé cuando era un bebé, enterré a la chica que me ayudo tantas veces a encubrir mis salidas nocturnas cuando era un adolescente precoz con ganas de aprender el trabajo familiar. No podía llorar ahora, se vería muy mal en mi como jefe de la mafia, soy un hombre que nació con la muerte al lado y de cierta manera me responsabilizo por no haber sido capaz de negarme a la petición y en entusiasmo de mis padres para casar a mi hermana con ese maldito infeliz, que lo creí un hombre de bien al no ver su expediente sucio por ningún lado.

Yo mismo mate a mi hermana, la lleve hacia la muerte.

Le di esperanzas al desgraciado, la obligué muchas veces a que cooperara con su relación y no le hiciera la vida tan complicada a Simone. Él muy cobarde se mato antes de que pudiera siquiera colocarle la mano encima, disparo importándole mierda la felicidad de Cinnia y le arrebato la vida que ella tanto había estado deseando tener.

Soy el culpable, comprendo que mi esposa ya no deseé estar conmigo por lo imbécil que fui con ella en el hospital, fui tan hijo de puta que en vez de apoyarla me fui a follar con una cagna mientras emborrachaba mis sentidos.

—¿Qué piensas hacer? —me pregunta después de unos minutos de silencio.

—Quiero que saques del medio a toda la familia Piere.

—No seria bueno hacer eso jefe, sabes bien que su familia siempre ha sido muy leal a la cosa nostra.

—Su capo mato a mi hermana, a su propia ex esposa por celos. Le hizo la vida a mi hermana una miseria, y aunque soy culpable de ello tampoco pienso llevar su muerte solo.

—Estas hablando de que mate a toda una familia completa de más de 10 miembros.

—No me importa —respondo tomando el bolígrafo y mirarlo por un buen tiempo.

—Te lo vuelvo a decir Leonardo no es conveniente, como amigo y tu mano derecha te recomiendo que hagas treguas con esa familia, o por lo menos llegar a un acuerdo —no respondo, no pensaba razonar con este tema —mira... yo entiendo que ahorita estes dolido por tu hermana, yo también lo estoy, ella creció conmigo, fuimos por mucho tiempo amigos hasta que el trabajo me alejo de ella pero... aunque quiera venganza también el muy maldito esta muerto, matar a su familia solo hará que tus lugartenientes ponga en duda tu capacidad de ser benevolente con los que no tienen culpa de nada de lo que paso. Pueden ponerse en tu contra, Roma no es simplemente parte de tu territorio es un aliado potente.

Pienso bien sus palabras y le tomo la razón, por mucho que me quiera vengar ellos no tienen culpa de las estupideces que hizo su capo —bien, ¿Qué propones? —pregunto cediendo.

—El segundo a la línea de lugarteniente es el ex cuñado de Simone, era esposo de la difunta hermana de Simone, la mujer que supuestamente desapareció y dieron por muerta.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora