CAPITULO 42

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LEONARDO.

Hoy me reuniría con el ex capo de Roma, Davide Piere, en sus tiempos fue un gran aliado y lugarteniente, mi padre le tiene en alta estima, pero su tiempo termino cuando decidió renunciar a su puesto antes de tiempo y cedérselo a su hijo. Mi padre había unido a mi hermana con Simone por agradecimiento hacia Davide ya que este le salvo la vida en un ataque que tuvieron en Roma. Mi hermana accedió con duda a esa boda y se enamoró de su esposo a tal punto que tolero muchas cosas por parte de la familia de este.

No hay manera de que le tenga afecto a Davide sabiendo que no fue el mejor suegro de mi hermana, para ser exacto conozco sus jueguitos, es un hombre astuto sabe de quien hacerse amigo.

—Buenas tardes Don —parpadeo varias veces saliendo de mis pensamientos y fijando mis ojos en el hombre viejo. Le ordeno que se siente con un movimiento de mi cabeza, él hombre toma asiento acomodándose. Lo miro bien, no parece que estuviera sufriendo por la muerte de su único hijo.

—Se lo que piensa señor, pero se equivoca —comienza hablar el hombre.

—¿Acaso te pedí que hablaras? —pregunto. Davide se tensa y niega —eso mismo pensé. Nuestras familias eran aliadas cuando mi preciosa hermana se caso con tu maldito hijo... intente de que siguiera así pero como ya debes tener conocimiento tu hijo la embarro en grande con mi pequeña hermana.

—Su relación se hubiera fortalecido mas si mi nuera le hubiera dado un nieto, mi hijo...

—¡Su hijo mato a mi hermana, y Cinnia ya no es su nuera Davide, espero que le quede claro eso! —le hago una ceña al camarero y este entra con una botella de mi bebida favorita el macallan.

—Se que mi hijo cometió muchos errores, pero... creo que olvida señor que somos mafiosos, no es como si los hombres le debamos fidelidad absoluta a nuestras esposas. Claro esta que mi hijo no hizo las cosas bien al dejarse descubrir de su mujer, pero ellos pudieron arreglar las cosas de diferente manera si no fuera por Cinnia que no copero en la reconciliación.

—Es verdad, somos mafiosos, no le debemos fidelidad a nadie, pero olvidas que en el momento en que este anillo —le muestro el mío —esta en nuestro dedo, nuestro deber es velar por la felicidad de la mujer al que estamos unidos sagradamente. Tu hijo cometió un error, mi hermana lo perdono, volvió a meter la pata y mi hermana volvió a perdonarle, por que si Davide, se perfectamente que Simone no solo cometió infidelidad una vez a mi hermana si no varias veces. Por su culpa ella perdió al hijo que esperaba, por su maldita culpa la secuestraron ¿Por qué?, él no estaba en casa como todo esposo debe estar.

—Leonardo...

—¡Para ti soy tu Don, tu jefe! —refuto molesto por su insolencia —tu hijo mato a mi hermana, mi sangre, me arrepiento haber dejado que mi padre arreglara su boda, por su culpa ahora ella está bajo tierra, ¡mi hermana carajo! —grito.

—Jefe... quiero demuestre su benevolencia con mi familia.

—¿Qué ofreces a cambio? —pregunto sin dejar de mirarlo como una cucaracha bajo mis zapatos.

—Lealtad, siempre he sido leal a cosa nostra, la muerte de mi hijo no cambiara eso, él eligió su propio destino.

—El puesto está vacío ahora —él asiente.

—Pero me ofrezco a volver a ser el lugarteniente de Roma —no respondo al instante, solo espero, lo observo por un buen rato tratando de analizarlo bien a un punto de que pueda ver si dice la verdad, si de verdad es leal a mi como dice.

—Ya tengo al que va a tomar el puesto de Lugarteniente de Roma —él hombre se tensa.

—Ese puesto solo lo puede heredar alguien que será parte de la familia Piere, que lleve el apellido.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora