LEONARDO.
La veo salir del despacho sin siquiera mirar atrás. Tenía entre mis manos el acta de divorcio firmado, ya no éramos nada, Amaya había firmado sin pensárselo dos veces, me había dejado. Cierro mis ojos por un momento sintiendo como mi negro corazón sentía la fiebre del amor.
¡Maldición!
—Lo siento mucho por ustedes...
—Sabes tan bien como yo que te alegra que ya no este atada a mi —respondo abriendo mis ojos y fijándola en él —Amaya era lo único que nos tenía unidos.
—¿Piensas atacar? —frunce el ceño.
—No. Eres parte de la Omerta, un aliado, a parte no sería tan hijo de puta como para volver a estar en guerra contigo cuando mi mujer está bajo tu protección.
—Corrijo, tu ex mujer —me tenso.
—Ella seguirá siendo mi mujer hasta el día de mi muerte, nuestro matrimonio es religioso y es irrompible.
—Claro... olvidaba ese pequeño detalle Leonardo. ¿ahora que aras?, acaso piensas obligar de nuevo a mi hermana a estar contigo.
—Eso no pasara. Ahora a lo que vine, encárgate de cuidar a Amaya, no la pierdas de vista, el bastardo de su ex marido anda por las calles de Dubai, no sabemos de lo que sea capaz ahora que lo he sacado de su madriguera.
—No veo que Ali sea un obstáculo De Rosa, ese hombre lleva años exiliado y desde entonces no ha hecho nada estúpido, estas siendo paranoico.
—Mi preocupación por Amaya no es paranoia y será mejor que no le ocurra nada bajo tu protección por que juro que si algo le pasa pienso derrumbar todo tu maldito imperio ¡me has entendido!
—Mi hermana ya no es tu responsabilidad Leonardo, pero no te preocupes tomare tu amenaza como una advertencia para tomar en cuenta. Amaya estará bien, se le será asignada su propio sequito de guardias.
—No es necesario, para eso están los míos —respondo.
—¡No!, los he tolerado porque Amaya aún seguía siendo tu esposa, pero ya que no lo es lo mejor es que te marches junto a tus hombres.
—Bien, igual no te sorprendas ver a uno que otro de mis hombres vigilando a tu hermana de lejos, no la dejare desprotegida, no mientras ese bastardo aun este suelto —él va a volver a repetirme lo mismo, pero no lo dejo —ya no hay más nada que discutir Omar Abbar, me retiro.
Salgo de su despacho y me dirijo a la salida, antes de irme miro en dirección a la escalera anhelando que ella estuviera allí, que bajara de pronto y evitara que me marchara, pero nada de eso sucedería.
La he herido, su amor por mí ha sido opacado por los problemas, por mis fallas.
Me marcho de aquel lugar completamente decepcionado, con un vacío en mi pecho uno que no se llenaría con nada en este mundo.
***
Llego al Castello en horas de la madrugada, me encuentro a mi madre en la cocina con una tasa de te entre sus manos.
—¡Hijo!, ¿Por qué has llegado hoy? —no respondo, dejo mi saco en el espaldar de uno de los taburetes de la cocina —pensé que durarías unos días en Dubai.
Saco de mi maletín el acta de divorcio y se lo entrego. Ella lo toma con el ceño fruncido, se le notaba bastante las bolsas en sus ojos, esos que están rojos de tanto llorar.
Ella lee el documento detenidamente y sus ojos se entre abren al ver la firma de ambos en el papel.
—¿Por qué?, tenía fe de que ambos arreglarías las cosas, como es posible que firmaras esto, que lo permitieras —sus pupilas me miran con expectación y duda.
ESTÁS LEYENDO
ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2
RomanceLEONARDO. Soy el sucesor de la mafia italiana, hijo único de la familia más poderosa de Italia y una gran parte de estados unidos. Mi deber como un De Rosa es vivir y morir por mi imperio manchado de sangre y pecado, mi deber es no caer bajo los hec...