CAPITULO 37

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LEONARDO.

Llego al club completamente molesto con lo sucedido, molesto conmigo mismo y con la vida por la perdida que tuvo mi esposa. Sabia las consecuencias, sabía que todo esto iba a ser un maldito caos si eso llegaba a pasar y maldita sea la hora en que uno de mis mayores miedos se hiciera realidad. Todo es culpa de la perra de Amadea por haber tentado con la vida de mi mujer y haber matado en el intento a mi hijo nonato.

Por su cumpa mi esposa ya no podrá tener más hijos, si había si quiera un hilo de esperanza de que ella pudiera tener otro bebé ya no la hay.

Eso me duele en el alma, pero mas me duele saber que mi hermosa mujer de preciosos ojos ámbar tentara contra su vida. ¿Quién lo creería?, no la veía capaz de hacer semejante calaña, pensé que nuestro amor podría hacerle querer seguir viviendo, puede que este mas endurecido por la vida como para no comprender y encontrar la lógica de sus actos.

Me siento en uno de las butacas del área vip. Desde donde estoy puedo ver la gente que baila en la primera planta. Uno de los camareros me trae mi licor favorito junto con una hielera, me la paso en completo silencio bebiendo en soledad.

No se en que momento me siento sentir mareado a un punto de ver casi borroso.

Con los ojos entre medio abiertos veo la sombra curvilínea de una mujer, murmura algo raro y se sienta encima de mis piernas, su cabello castaño, su piel morena me recuerda a mi chica árabe, sin dudarlo en el primer rose de sus manos en mi rostro me incentivaron a besarla a tomarla como quiero, ha follarmela como deseo.

—Amaya mía... —murmuro su nombre, le quito la ropa y abro sus piernas. Sus manos desabrochan mi pantalón sacando así mi polla del bóxer, no me contengo ni un solo instante, simplemente la envuelvo entre mis brazos y la tomo, me la follo.

PRESENTE.

Me visto con uno de mis habituales trajes, llegue no hace mucho de resolver unos asuntos en uno de mis almacenes, me costó un montón sacarme la sangre dentro de mis uñas, pero se logro y mi esposa no tuvo que verme ensangrentado y con olor a muerte.

Mi hermana armo todo un banquete para la llegada de los hermanos Cavalli, algo me dice que esos dos tiene algo que decirnos muy pero muy importante como para que hagan todo este espectáculo.

Intente contactar con Simone pero el muy maldito no me contesta cosa que es extraña de él. Tuve que mandar a Giulio a un viaje de negocios a estados unidos, dentro de unos días habrá otra reunión de la Omerta para seguir solventado nuestra discordia entre mafias.

Salgo del vestidor, me encuentro a mi esposa sentada en su tocador retocando su cabello que está ondulado en finas hebras. Su cuerpo esta enfundado en un vestido rojo vino tan pegado a su cuerpo que puedo notar que no carga ropa interior bajo el vestido. Sus bonitos pies provocadores están dentro de unos altos zapatos negros mate pico fino con la suela del mismo color que su vestido.

La veo colocarse el anillo de la familia en su dedo antes de girarse hacia mi mostrándome el espectáculo y revelador escote. Sus pechos llenos casi sobresalen de ese escote de corazón tan revelador, y para completar el jodido espectáculo de mujer también hay una abertura en el vestido que muestra casi todo su muslo.

Frunzo el ceño —¡No! —refuto, como puede ponerse esa atrocidad de vestido tan revelador.

—¿No qué? —responde sonriendo con malicia. Es la primera vez que la veo sonreír de esa manera.

—No pienso dejarte salir de esta habitación vestida así —respondo. Ella se encoje de hombros y cruza sus brazos elevando a un más sus redondos pechos.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora