CAPITULO 27

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Sabia su respuesta por lo que baje la mirada a mis manos que aun estaban en mi regazo. La impotencia que sentía me aguaba los ojos, no quería llorar, no quería sentirme así. Siento como a mi lado se hunde la cama, Leo deja sobre mi regazo la prueba y yo la tomo entre mis manos viendo las dos rallas que hay en ella.

Un sonoro sollozo sale de mis labios, los brazos de mi marido me envuelven y yo me hundo en el calor de su pecho.

—Oh mi amor, no sabes lo emocionado y anonadado que estoy, no sabes las ganas que tengo de llorar de la felicidad que siento —él toma mi rostro entre sus manos y besa la punta de mi nariz —no llores mi amor, es momento de estar felices, de ser jodidamente felices porque seremos padres.

—¡Tengo miedo Leo, tengo mucho miedo! —murmuro entre lágrimas.

—No temas mia moglie, no temas yo estoy a tu lado, te cuidare, te mimare tanto que te cansaras de que lo haga —ríe suavemente. Él posa su mano sobre mi vientre —nuestro pequeño te amara como yo te amo a ti.

—¿Lo juras? —asiente.

—Lo juro —vuelvo a hundirme en el calor de su cuerpo.

Ahora mas que nunca tengo que tener cuidado, aunque no quería ilusionarme por otra parte sentía la necesidad de aferrarme a esa pequeña esperanza que crecía dentro de mí, saber que lo que creí imposible era posible me llenaba de una emoción que no había sentido durante mucho tiempo. Nos quedamos así abrazados por un buen rato hasta que mis parpados volvieron a caer y el sueño me invadió.

Me sentía cansada, agotada por el día y en el momento en el que el sol salió mis ojos se abrieron encandilados por la luz. Un brazo estaba rodeando mi cintura, la cálida mano de mi esposo esta sobre mi vientre es como si quisiera protegerlo con ellas. Sonrió, poso mi palma sobre su mano y empiezo hacer círculos en sus nudillos.

Una risita ronca pone mis vellos de punta, sonrió y me giro para verlo. Tiene el cabello levemente alborotado, los ojos entre medio adormilados, su sonrisa a medias que genera en mí una sensación de calor.

Mi esposo es hermoso, es mi moreno hermoso.

—Buenos días... —murmuro extasiada con la vista que tengo de él.

—Buenos días mi linda esposa —saluda colocando su codo sobre la cama y la palma de su mano sobre la mejilla —sabes... no hay mayor deleite para mí que verte dormir, pero sobre todo verte despertar.

—Seguro debo estar horrible, con el cabello alborotado y posiblemente los ojos hinchados por el sueño —una risita ronca vuelve a resonar generándome risa también.

—Que blasfemia mia moglie, amo verte con el cabello alborotado, incluso amo mas cuando este cabello —toma un mechón entre sus dedos y se lo lleva a la nariz oliéndolo —amo mas cuando estos hermosos risos están alrededor de mi puño mientras nuestros cuerpos se entrelazan y llegan al clímax máximo.

Trago saliva excitada, podía sentir como la humedad se empezaba acumular entre mis piernas.

—Eres un pervertido Leonardo —murmuro. Intento salir de la cama, pero él me toma de la cintura y me apresa con su fornido cuerpo.

—Amas que sea pervertido y sobre todo amo ver tus mejillas sonrojarse mia moglie —dice mirándome con esos castaños ojos que no dejan de verme con ese toque de locura lujuriosa. Muerdo mi labio inferior provocándole.

—¿Qué esperas? —murmuro.

—¿Qué espero de qué? —pregunta mientras pasa su nariz por mi mejilla.

—Que esperas para hacerme sonrojar —su mano aprisiona mi cuello levemente, pero lo suficientemente fuerte como para que no pueda mover mi cabeza. Sus ojos me miran, yo le miro, me deleito con lo que su iris refleja. Sonrió... baja su rostro lentamente hasta que toma entre sus labios los míos y me besa con gran efusividad.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora