CAPITULO 24

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LEONARDO.

Eran las diez de la noche, mi esposa duerme en su lado de la cama tan plácidamente que no me provocaba salir por solo querer verla dormir así. Pero no tenia otra alternativa se adelantó la reunión para hoy y necesita ir. Ya el jet esta preparado y mi padre debe esperarme allí. Termino de guardar mis armas, nuestro punto de encuentro será en los dominios Cavalli, Zeus me había mandado la dirección y uno de sus guardias me recogerá.

Al terminar me acerco a mi esposa y deposito un beso en su frente, estoy por irme cuando su mano toma mi muñeca —¿A dónde vas? —pregunta entre dormida y despierta.

Me giro para verla, y la observo por un momento. Su cabello esta alborotado sus labios un poquito hinchados por el fulguroso beso que le di antes de dormir. Se ve tan preciosa...

—Tengo una reunión cariño, vuelve a dormir. Posiblemente llegue mañana por la noche —ella frunce el ceño y se sienta.

—¿A esta hora vas a viajar? —asiento. Me siento en la orilla de la cama y paso mi mano por su sedoso cabello.

—Mi madre te hará compañía junto a mi hermana, aunque posiblemente esta no salga de su habitación si no hasta que esté preparada.

—Vale, comprendo —murmura aun con su ceño fruncido.

Sonrió, acuno su rostro y la hago mirarme a los ojos —no pienses mal cariño, es cosa de trabajo, la omertá ha solicitado una reunión y yo tengo que asistir como don de la cosa nostra.

Ella suaviza su entre cejo —ah ya, pensé que tu... que tu —niego.

—Para que buscar por fuera lo que tengo de sobra en casa —respondo. Acerco mi rostro al suyo y beso sus labios de corazón —además yo amo a mi esposa al punto de que me a arruinado para otras mujeres.

—Entonces eres mi esclavo —dice mostrándome esos dientes blancos he impoluto. Suelto una carcajada.

—Soy esclavo de tu amor esposa mía, esclavo de todo lo que conlleva amarte, adorarte, apreciarte y protegerte —le doy un ultimo beso antes de ponerme de pie —ahora duerme, nos vemos mañana.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo.

Salgo del castello con Giulio siguiéndome. El maneja el auto hacia el aeropuerto —por cierto, se me olvido comentarte que Mariana ira con nosotros.

—¿Cómo así? —había dado órdenes específicas de que solo iríamos Giulio mi padre y yo, a parte de un ejercito de los diez mejores hombres.

—Tu padre la invito, él piensa que es una mujer capaz de protegeros, incluso de ti mismo —mis manos se hacen puño.

—Maldita sea...

—Yo no tengo ningún problema, pero si se entera tu esposa no le va a gustar un pelo.

—No se enterará —respondo. Él posa su mirada en mi por unos segundos y yo le miro muy serio.

—Bien, no lo hará —responde después.

Al llegar, me bajo del auto y subo al jet. Encuentro a mi padre hablando plácidamente con su ex nuera.

—Estoy seguro que tu podrás mantener a mi hijo a raya en esta reunión, conozco lo temperamental que es Leonardo por eso te invite a venir con nosotros a esta reunión.

—Si querías traer a alguien para mantenerme a ralla padre hubieras elegido a mi esposa —respondo sentándome en una de las butacas del avión. Él hombre me mira tenso, pero baja la guardia cuando nota mi neutralidad —no era necesario, pero ya es tarde y tenemos que llegar lo más pronto posible.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora